jueves, 11 de abril de 2013

Angustia diferida: el desempleo is coming


La precariedad laboral no entiende de titulaciones ni de profesiones. Durante cuatro años he venido escuchando la suerte que tenía: recién licenciado, con las oposiciones aprobadas a modo de examen MIR y mis cuatro años por delante de contrato para aprender al mismo tiempo que realizo tareas asistenciales, en la adquisición (se supone que progresiva) de responsabilidades.

Durante este tiempo ha visto como amigos míos (los menos y más afortunados), afianzaban sus puestos de trabajo en otros sectores ajenos a la sanidad. Algunos, se han tenido que mover por la geografía española en busca del contrato que en su tierra le negaban. Otros han emprendido viajes kilométricos peregrinando por países tan variopintos como Japón, Korea o Alemania, en busca de la estabilidad perdida, sin tener en la mayoría de los casos el espíritu explorador que Marina del Corral, secretaria de Inmigración y Emigración, dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad social, nos achacaba, explicando la emigración juvenil como el impulso aventurero propio de la juventud. Y otros (los más y menos afortunados), o bien no encuentran trabajo alguno o se han tenido que reciclar en algo para lo que no habían estudiado durante años.

Pero durante estos cuatro años, uno parece anestesiarse por los cantos de sirena de una sociedad que te repite recurrentemente la suerte que tienes por tener trabajo de lo tuyo, lo que te gusta y  por lo que has estudiado. La misma sociedad que alaba tu esfuerzo pero que a la vez critica que te pongas en huelga reivindicando una formación de calidad y una remuneración económica que no sufra recortes desproporcionados al falso amparo de que somos algo así como niños mimados que cobramos por una especie de Máster a modo de Residencia, tal y como llegó a decir María Jesús Montero, consejera de sanidad de Andalucía, durante la huelga de Especialistas Internos Residentes de esta comunidad, la misma consejera que tiene la licenciatura de Medicina, aunque jamás ejerció, jamás se formó como MIR, y jamás supo lo que supone el día a día de estos maravillosos, gratificantes pero a la vez estresantes cuatro años (o cinco en algunas especialidades) que conforman el MIR.
Pero a esta gente que reconoce tu esfuerzo y se alegra por tu “suerte”, pero que al mismo tiempo parece echarte en cara la suerte que te presupone, desconoce en la mayoría de los casos, la realidad montada en un castillo de naipes que en este mes de Mayo se desmoronará de manera diferida, poniendo sobre la mesa la misma crueldad laboral que amenaza a la sociedad del siglo XXI en esta pandemia nacional que es el desempleo.


Y es que el 19 de Mayo, dejaré de ser Médico Interno Residente. Estaré apto en el certificado que me acredita como especialista en Medidina Familiar y Comunitaria y ascenderé de status. Ya no seré residente sino facultativo, adjunto, el mandamás de turno, sin turno que gobernar. Y es que la realidad es que me encontraré con 29 años, tremendamente formado y preparado, capacitado para llevar un cupo de Atención Primaria, intentar poner paz en cualquier sala de Urgencias e incluso de lidiar con la sala de Observación y Críticos de un hospital de tercer nivel. Pero la realidad no es esa, sino la cara opuesta que la gente desconoce: precariedad laboral, políticas de contratación 0, contratos de días e incluso horas bajo la política del lo coges o lo dejas, previa penalización en bolsa. Vivir pendiente de una llamada que no se produce, de una oferta de trabajo que no llega salvo quizás en vacaciones y fiestas de guardar.

El mismo ogro que devora las esperanzas de los más de 6 millones de parados en España, que supone una lacra para personas de edad avanzada que se ven en la fase crítica de su vida sin trabajo, sin expectativas y sin cotización suficiente que le asegure una jubilación digna. El mismo paro que es una losa demasiado pesada para una juventud con la que se ceba con especial violencia, donde se registra una tasa de desempleo del 52,9% en los menores de 25 años según datos de Eurostat (siendo superados tan solo por Grecia).


El final siempre supone cierta amargura. Todos los cambios te llenan de melancolía, pero este final abrupto se asemeja más a una caída por el precipicio que a una llegada a meta. Cuando tendría que estar recogiendo los bártulos figurados de la residencia y disfrutar del camino andado, la realidad es que los días pasan en la redacción de currículums, en la búsqueda de ofertas de trabajo que no llegas a encontrar, en la sensación de vacío que te deja un nudo en el estómago, en la sensación que te hace sentir impotente de que no te vas, te echan y en la rabia que da ver como todos estamos en la misma situación pero no buscamos soluciones conjuntas, ni tomamos las calles, ni ponemos “coloraos” a políticos corruptos y familias de sangre azul poco decorosas, y seguimos frenados por el miedo a no se qué, o vencidos por el desánimo del esperar como este barco a la deriva continua hundiéndose al grito del ¡Sálvese quién pueda!

16 comentarios:

  1. Muy buen post colega, esta es la realidad del médico. Tras la cortina de humo de las seis mil y pico plazas anuales en formación MIR lo que hay es lo que tu cuentas, un panorama de paro y condiciones laborales usureras. Por cierto dichas condiciones lamentables vienen desde antes, mucho antes de que se muriese la gallina de los huevos de oro. Hay médicos que llevan renovando mensualmente su contrato laboral desde más de una década, privilegiados? Quién? El delegado de sanidad que dice que el 90% de los que terminan la residencia encuentran trabajo y se sienten realizados?....

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  2. Mª Jesús Montero tiene una hermana que es médico, concretamente especialista en Hematología. Debería pensar en ella cuando hable de la sanidad andaluza.

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  3. No nos vamos, nos echan :(

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  4. Ante la realidad del paro la certeza de que se encontrará una salida. Construyamos "El Plan B" @Joseatrujillo

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    1. Fernando muchas gracias. Entre todos tenemos que devolverle la ilusion al medico.

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    2. ¡Por supuesto! No podemos creernos que somos tan malos, ni que sin esfuerzo se consiguen las cosas. ¡Adelante!

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  5. Juan acabo de leer la ultima entrada de tu blog! Solo puedo decirte mucho animo, alguien con tu dedicacion, esfuerzo y trabajo solamente deberian pasarle cosas bonitas!!

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  6. pufff cruda realidad....

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  7. Lamentablemente todo es cierto... Animo Juan

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  8. Antonio Bordallo Aragón14 de abril de 2013, 21:40

    El tunel se termina atravesando...como fondista sabes que el desanimo tiende a paralizarte..pero si sigues al final llegará la meta. Y lo de la Marina esa es realmente ridículo...parece una broma...

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  9. Tiempos difíciles compañero. Yo he optado por emigrar a Francia: 1/4 de millón de € en inversión que se va...

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    1. Al final lo barato (mano de obra barata), sale caro (emigración)

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  10. Animo juanito!!!estoy de acuerdo con mi querido tutor, hay luz al final del tunel!!!suerte!

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  12. Muchísima suerte!! La vas a tener ya verás que sí campeón!!

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  13. Esto debe cambiar. No podemos consentir que gente tan bien formada se quede en la "calle" sin más. Suerte en tu andadura Pre-A1.

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