jueves, 30 de junio de 2011

Trastorno Bipolar: Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Si ya de por sí es difícil entender la locura en la mente de un cuerdo, qué difícil tiene que ser vivir en la eterna montaña rusa en la que viven los afectos por este mal llamado trastorno bipolar, la eterna balanza, la continua fluctuación, el subir a lo más alto para desplomarse al vacío.

Ver el sol un día, la vida en color, sentir alegría desbordada, incontenible, desbordante., para girar la esquina invisible y quedar envuelto por esa nube negra que todo lo vela, que todo lo minimiza y que se hace llamar calle melancolía.


Manía y depresión que caminan de la mano dándose relevos para correr aún más rápido en esa carrera en la que ambas aceleran el paso pero que no llegan a cruzar la meta; que flagelan a la persona enferma que no encuentra término medio ni consuelo en un día a día del que es esclava.


Y es que tiene que ser malo verte hundido pero aún debe de ser peor verte eufórico, desatado, siendo consciente de la enfermedad que te vence y te mina poco a poco, con el valor necesario para dar el paso que el freno de mano que supone la depresión pudiera detener un ímpetu desbocado. A lo largo de los tres meses que roté por Salud Mental muchos (más de los que yo pensaban) venían con la etiqueta ya puesta de “Trastorno Bipolar”: pacientes, personas, gente anónima que sufre su particular día a día. Casi todos vistos tan solo una vez, pero como siempre, hay personas dispuestas a contar una historia para ser escuchada.


Allí estaba ella, con su ancianidad madura, con el semblante serio, inexpresivo cual máscara veneciana, con su tez henchida de dolor y media cara desfigurada. Y semanas después, allí estaba la misma mujer, sonrisa en rostro, que tras desempolvar el armario optó por la ropa más llamativa, ávida de hablar, de contar, de ser escuchada…de explicar cómo esa hemicara dañada era el producto de un intento de acabar con todo pegándose un tiro que por fortuna no cumplió con su acometido años atrás.

Tristeza y alegría, luz y oscuridad, subidas y bajadas, arriba y abajo, principio y fin, esperanza y desazón… la eterna dicotomía del Dr. Jekyll y Mr. Hyde hecha enfermedad, curiosa la manera de enfermar de la mente de los humanos


Para los más curiosos, hora de estudiar

Teoría extraída de MedLine Plus

Es una afección en la cual las personas alternan entre períodos de un estado de ánimo muy bueno o irritable depresión. Las "fluctuaciones en el estado de ánimo" entre manía y depresión pueden ser muy rápidas.

Causas

El trastorno bipolar afecta por igual a hombres y mujeres, y generalmente comienza entre los 15 y 25 años. La causa exacta se desconoce, pero se presenta con mayor frecuencia en parientes de personas que padecen dicho trastorno.

Tipos de trastorno bipolar:

  • Las personas con el trastorno bipolar tipo I han tenido al menos un episodio completo de manía con períodos de depresión grave. En el pasado, el trastorno bipolar tipo I se denominaba depresión maníaca.
  • Una forma leve de trastorno bipolar llamado ciclotimia implica fluctuaciones en el estado de ánimo menos intensas. Las personas con esta forma alternan entre hipomanía y depresión leve. Es posible que las personas con trastorno bipolar tipo II o ciclotimia reciban un diagnóstico equivocado de depresión.

En la mayoría de las personas con trastorno bipolar, no hay una causa clara para los episodios maníacos o depresivos. Los siguientes factores pueden desencadenar un episodio maníaco en personas con trastorno bipolar.

  • Cambios en la vida como un parto.
  • Medicamentos como antidepresivos o esteroides.
  • Períodos de insomnio.
  • Consumo de drogas psicoactivas.

Síntomas

La fase maníaca puede durar de días a meses y puede abarcar los siguientes síntomas:

  • Distraerse fácilmente
  • Poca necesidad de sueño
  • Deficiente capacidad de discernimiento
  • Control deficiente del temperamento
  • Comportamientos imprudentes y falta de autocontrol:
  • Compromiso exagerado en actividades
  • Muy alterado (agitado o irritado)

Estos síntomas de manía ocurren con el trastorno bipolar I. En las personas con trastorno bipolar II, los síntomas de manía son similares pero menos intensos.

La fase depresiva de ambos tipos de trastorno bipolar incluye los siguientes síntomas:

  • Tristeza o estado de ánimo bajo diariamente
  • Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones
  • Problemas en la alimentación
  • Fatiga o desgano
  • Sentimiento de minusvalía, desesperanza o culpa
  • Pérdida de interés en actividades que alguna vez disfrutaba
  • Pérdida de la autoestima
  • Pensamientos de muerte y suicidio
  • Dificultad para conciliar el sueño o dormir demasiado
  • Alejarse de los amigos o las actividades que disfrutaba

Existe un alto riesgo de suicidio con el trastorno bipolar. Los pacientes pueden abusar del alcohol u otras sustancias, lo cual puede empeorar los síntomas y el riesgo de suicidio.

Algunas veces, hay una superposición entre las dos fases. Los síntomas maníacos y depresivos se pueden presentar juntos o rápidamente uno detrás de otro en lo que se denomina un estado mixto.

Pruebas y exámenes

Muchos factores están involucrados en el diagnóstico del trastorno bipolar. El médico puede tomar todas o algunas de las siguientes medidas:

  • Preguntar acerca de los antecedentes familiares como, por ejemplo, si alguien tiene o ha tenido trastorno bipolar.
  • Preguntar acerca de las fluctuaciones del estado de ánimo recientes y por cuánto tiempo las ha experimentado.
  • Llevar a cabo un examen completo para buscar enfermedades que puedan estar causando los síntomas.
  • Solicitar pruebas de laboratorio para verificar problemas de tiroides o niveles de drogas.
  • Hablar con los miembros de la familia respecto al comportamiento.
  • Elaborar la historia clínica, incluyendo cualquier problema médico que usted tenga y cualquier medicamento que esté tomando.
  • Vigilar el comportamiento y el estado de ánimo.

Tratamiento

Los períodos de depresión o manía retornan en la mayoría de los pacientes, incluso con tratamiento.

El médico primero intentará averiguar lo que puede haber desencadenado el episodio del estado anímico. Igualmente, puede buscar cualquier problema médico o emocional que podría afectar el tratamiento.

Los siguientes fármacos, llamados estabilizadores del estado anímico, se usan primero :

  • Carbamazepina
  • Lamotrigina
  • Litio
  • Valproato (ácido valproico)

También se puede ensayar con otros fármacos anticonvulsivos.

Otros fármacos empleados para tratar el trastorno bipolar abarcan:

  • Antipsicóticos y ansiolíticos (benzodiazepinas) para problemas del estado de ánimo.
  • Se pueden agregar antidepresivos para tratar la depresión. Las personas con trastorno bipolar son más propensas a tener episodios maníacos e hipomaníacos si se les administran antidepresivos. Debido a esto, los antidepresivos sólo se usan en personas que también estén tomando un estabilizador del estado de ánimo.

Se puede usar terapia electroconvulsiva (TEC) para tratar la fase depresiva o maníaca del trastorno bipolar si no responde a los medicamentos. La terapia electroconvulsiva utiliza una corriente eléctrica para causar una breve convulsión mientras el paciente se encuentra bajo el efecto de la anestesia. Esta terapia es el tratamiento más efectivo para la depresión que no se alivia con medicamentos.

La estimulación magnética transcraneal (EMT) usa pulsos magnéticos de alta frecuencia que están dirigidos a las áreas afectadas del cerebro. Casi siempre se utiliza después de la terapia electroconvulsiva.

PROGRAMAS Y TERAPIAS DE APOYO

Los tratamientos familiares que combinan apoyo y educación acerca del trastorno bipolar (psicoeducación) pueden ayudar a las familias a hacerle frente y reducir las probabilidades de retorno de los síntomas. Los programas que ofrecen servicios de integración y apoyo de la comunidad pueden ayudar a las personas que carecen de apoyo social y familiar.

Las habilidades importantes abarcan:

  • Hacerle frente a los síntomas que están presentes, incluso mientras se estén tomando medicamentos.
  • Aprender un estilo de vida saludable, incluyendo el hecho de dormir bien y mantenerse alejado de las drogas psicoactivas.
  • Aprender a tomar los medicamentos correctamente y cómo manejar los efectos secundarios.
  • Aprender a estar atento al retorno de los síntomas y saber qué hacer cuando éstos reaparezcan.
  • Los miembros de la familia y los cuidadores son muy importantes en el tratamiento del trastorno bipolar. Ellos le pueden ayudar a los pacientes a buscar los servicios de apoyo apropiados y a constatar que el paciente se tome el medicamento correctamente.

Dormir lo suficiente es muy importante en el trastorno bipolar, debido a que una falta de sueño puede desencadenar un episodio maníaco. La terapia puede ser útil durante la fase depresiva. El hecho de vincularse a un grupo de apoyo puede ayudar a los pacientes con trastorno bipolar y a sus seres queridos.

  • Un paciente con trastorno bipolar no siempre puede comentarle al médico acerca del estado de la enfermedad. Los pacientes con frecuencia tienen dificultad para reconocer sus propios síntomas maníacos.
  • Los cambios en el estado anímico con el trastorno bipolar no son predecibles, de manera que algunas veces es difícil decir si un paciente está respondiendo al tratamiento o saliendo de manera natural de una fase bipolar.
  • Los tratamientos para los niños y los ancianos no se han estudiado bien.

Pronóstico

Los medicamentos estabilizadores del estado de ánimo pueden ayudar a controlar los síntomas del trastorno bipolar. Sin embargo, los pacientes a menudo necesitan ayuda y apoyo para tomarlos apropiadamente y para garantizar que la manía y la depresión se traten tan pronto como sea posible.

Algunas personas suspenden el medicamento tan pronto se sienten mejor o porque la manía se siente bien. Suspender los medicamentos puede causar problemas serios.

El suicidio es un riesgo muy real tanto durante el estado de manía como durante la depresión. Las personas con trastorno bipolar que piensan o hablan respecto al suicidio necesitan atención de emergencia inmediata.

Complicaciones

Suspender el medicamento o tomarlo de manera equivocada puede provocar que los síntomas se presenten de nuevo y llevar a las siguientes complicaciones:

  • Alcoholismo y/o drogadicción.
  • Problemas con las relaciones interpersonales, el trabajo y las finanzas.
  • Pensamientos y comportamientos suicidas.

Esta enfermedad es difícil de tratar. Los pacientes, sus amigos y la familia deben conocer los riesgos de no tratar el trastorno bipolar.


miércoles, 29 de junio de 2011

The Clexanitos

Ahora que llega el verano es el turno de los festivales de música y de la canción del verano, así que es el momento para saltar a la "fama" donde recibir tomatazos de diestro y siniestro.

Como os daréis cuenta si os "castigáis" viendo estos vídeos, The Clexanitos no aspiran a llegar a la cima del firmamento musical, ni siquiera esperan su minuto de fama. Estas actuaciones tuvieron lugar en la celebración de una casa rural en Almogía allá por un 11 de Marzo, donde el arte y compás del cajón de Rafa Infantes y la guitarra y coros de Pablo Navarro, servidor que firma este blog se atrevió a desafinar al mismo tiempo que improvisaba

Esperamos que os gusten sin ofender a nadie ya que en ningún momento fue nuestro objetivo

Sin más, que suene la música...



Cirugía: nuestro primer single que nos sirvió para dar a luz. Ritmo y expresividad hechos canción


Mileurista: porque todos los residentes que trabajen tienen la misma situación. Por mucho que trabajen...no llego a fin de mes


Dr. González: sin duda se merecía esta canción (mi amigo Nico). Un grande de la Medicina, pero lo más importante, una gran persona


Enfermeras&Celadores: con todo el cariño del mundo, dos bastiones imprescindibles en el Hospital


Lucas: dedicada para el dueño y señor de la Poli del Carlos Haya. El paciente estrella


La "Lova" de Porcel llama a Interna: Dermatología, Elena Porcel y Medicina Interna, un triángulo mágico


Yo quiero Gine: quién haya adornado su vida con las canciones de Juampa y la Raja entenderá el ritmo y el tipo de letra de nuestra canción más X


Alvaro cante jondo: para todos los no-médicos que se juntan y sufren nuestras monótonas conversaciones


Era el campeón del ping-pong: había ganado todo al ping-pong hasta que llegó Javi Sánchez...


Remix Final a modo de cajón de sastre con nuestros "mejores" momentos

Si habéis sido capaces de soportar todas las canciones, en primer lugar enhorabuena por la correcta estructura de vuestro sistema auditivo, y en segundo lugar hablar ahora o callar para siempre

El espectáculo debe continuar...

miércoles, 22 de junio de 2011

Duelo: superar un amargo adiós

Como una peculiar ley de Murphy no escrita es un fenómeno recurrente. Al igual que en una guardia hay días en lo que parece que todos los pacientes que ves van por el mismo motivo (he tenido el día “mundial” del dolor torácico, de los cólicos nefríticos, de las arritmias cardiacas,…) también se puede dar este fenómeno en cualquier ámbito del día a día. Esta entrada va para aquellos dos pacientes que en aquella mañana en Salud Mental pasando consulta en el Centro de Salud de La Victoria me marcaron (sobre todo al primero de ellos) y me hicieron comprender recorriendo parte del duro trayecto en el que se encontraban inmersos la dura realidad de afrontar una muerte.

Lo único cierto en el momento en el que nacemos es que algún día encontraremos la antítesis vital en forma de muerte. De los primeros compases y de la trama de nuestra vida nos encargamos nosotros y las circunstancias que harán que nuestra vida sigua unos derroteros que nosotros podemos moldear cual artistas alfareros. Pero lo único indiscutible en nuestra existencia es que “Polvo somos y en polvo nos convertiremos”, pero sin embargo, duele tanto el dolor de una pérdida y no sólo la pérdida de esa persona, sino también el papel que ocupábamos en su vida.…


Ahí enfrente estaba él, importante cargo de la sociedad de alta alcurnia malagueña, sin poder ni querer frenar el reguero de lágrimas que poblaban sus curtidas mejillas. Había llegado el momento para pasar este trance, para abrirse y mostrar su dolor al mundo, para mostrar su convicción absoluta del disconfort que le había causado la muerte prematura de su esposa, que pese al cansancio que le supuso la agónica lucha contra una larga y al final mortal enfermedad, siempre se había mostrado modélica, idílica, perfecta, la acompañante de baile perfecta, la amiga, madre y esposa que todo hombre necesita a su lado para sentirse pleno. Él no estaba loco, no tenía ninguna enfermedad; quería sentir, sufrir, llorar, hablar… Quería rendir tributo a la figura moldeada con la que día a día retocaba a su mujer ausente.


Un máster psicológico sobre las fases del duelo ya que él con su relato argumentado fue llevándonos desde la muerte hasta los ocho meses que nos ponían en el día de hoy. Un recorrido por las siete etapas que forjan un duelo y que me han servido para ampliar mi visión sobre este trance que tarde o temprano casi todos tendremos que sobrellevar.


En esta sociedad precocinada de usar y tirar, del escape fácil de la vía más rápida posible, del abandono del luto por no estar bien visto socialmente… es bueno reflexionar sobre esta delicada situación que nos hiere de muerte y de la que tenemos que saber cicatrizar sin dejar queloides irreparables. Y es que sólo da consuelo elaborar el duelo y para ello cada uno debe de guiar sus pasos, a su ritmo, a la velocidad que su alma dicte hasta poder reajustar el rompecabezas que intenta resquebrajar tu corazón. Aceptar que nos duele, aceptar la ausencia, aceptar que ha muerto, manifestar el dolor e iniciar el camino de regreso a la realidad y a nuestro propio orden de las cosas. Reacomodar todos aquellos asuntos que quedaron dispersos, resolver pendientes, retomar arraigo llenando nuevamente los espacios. Recordando lo vivido con esa persona, recordarlo dentro de nuestra existencia tal como fue mientras vivía, aceptando que ha muerto. Nos queda el tenerlo presente, en nuestro corazón, no lo que fue, sino lo que nos hizo ser, hijo, hermana, padre, esposo, amiga… En definitiva crecer con su temporal marcha, con el enfrentamiento que tenemos cara a cara con la muerte, con ese hasta luego que finalmente siempre termina convirtiéndose en un reencuentro en el más allá.


En su libro "En la muerte estoy mueriendo", la doctora Elisabeth Kübler-Ross describió las llamadas "5 etapas del duelo" que a continuación paso a describir:


1. CULPABILIDAD

Existen casos en los que la persona siente amor, pero también siente odio por la persona fallecida, especialmente porque se ha ido y nos ha dejado solos. Este odio inconsciente provoca también sentimientos de culpabilidad, porque a fin de cuentas amamos y queremos a ese ser querido que ya no está entre nosotros.


Estos sentimientos hacen que, además, el proceso sea aún más difícil, llegando a surgir reproches hacia ese ser querido, e incluso a la vez dudas sobre si nosotros mismos somos culpables de su fallecimiento.


2. NEGACIÓN

La negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite recobrarnos. Es una defensa provisoria y pronto será sustituida por una aceptación parcial: "no podemos mirar al sol todo el tiempo".


3. IRA

La negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase difícil de afrontar para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza. La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente.


4. PACTO o NEGACIÓN

Ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la gente y con Dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia.


5. DEPRESIÓN

Cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporal y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo: esto es, a menudo, una expresión de las propias necesidades, que son ajenas al doliente. Esto significaría que no debería pensar en su duelo y sería absurdo decirle que no esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo.


6. ACEPTACIÓN

Quién ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor... la vida se va imponiendo.


Esperanza: es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno.
Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.


“Son las 6 etapas para aceptar una pérdida sin vuelta atrás. Puedes quedarte en la primera, puedes perderte en la que quieras, pero si quieres vivir en la vida en vez de perderte en la pérdida mira de cerca el proceso, acepta el dolor de cada una de ellas y recuerda que si te mientes a ti mismo en una de ellas... la pérdida siempre seguirá en vida.



Y a modo de conclusión dejo una serie de consejos, insignificantes pero necesarios al igual que una gota en la inmensidad del océano.

Cuidarse a si mismo

Recuerda que la aflicción es una emoción normal. Debes saber que la

aflicción puede desaparecer (y va a desaparecer)

Participa en los rituales. Los servicios religiosos, los funerales y tradiciones ayudan a la gente a superar los primerosdías y a honrar a la persona que falleció.

Reúnete con otros. Incluso las reuniones informales defamiliares y amigos brindan una sensación de apoyo y ayudana la gente a no sentirse tan aislada durante los primeros díasy semanas del duelo.

Cuando puedas, habla de ello. A algunas personas les ayudacontar la historia de su pérdida o hablar de sus sentimientos.En ocasiones, una persona no tiene deseos de hablar. Esotambién está bien. Nadie debe sentirse presionado a hablar.

Exprésate. Aun cuando no sientas deseos de hablar,encuentra maneras de expresar tus emociones y tuspensamientos. Comienza a escribir un diario sobre losrecuerdos que tienes de la persona que perdiste y de cómo tesientes desde la pérdida. O escribe una canción, un poema oun tributo a la persona que falleció. Puedes hacerlo de maneraprivada o compartirlo con otros.

Haz ejercicio. El ejercicio puede cambiar tu humor. Puederesultar difícil sentirse motivado; por lo tanto, modifica turutina normal si es necesario.

Aliméntate bien. Seguramente tengas deseos de saltearcomidas o quizá no tengas hambre, pero tu cuerpo necesita comida nutritiva.

Únete a un grupo de apoyo. Si consideras que puedeinteresarte concurrir a un grupo de apoyo, pregúntale a unadulto o a un consejero escolar cómo unirte a uno. Lo que debes recordar es que no tienes por qué estar sólo con tus sentimientos o tu dolor.

Expresa y libera tus emociones. Si tienes deseos de llorar, note reprimas. No te preocupes si escuchar determinadascanciones o realizar algunas actividades resulta dolorosoporque te trae recuerdos de la persona que perdiste. Esto esnormal. Después de un tiempo, será menos doloroso.

Crea un memorial o un tributo. Planta un árbol o una planta,o recuerda a la persona con algo saludable, como participar enuna maratón o caminata a beneficio (por ejemplo, una carrerapor el cáncer de mama) en honor del ser amado.

lunes, 20 de junio de 2011

Dame vida: Huecco

Hace dos días vi el videoclip oficial del nuevo hit de Huecco "Dame vida" y me encantó. Ver estrellas de primer nivel, nacional e internacional dando el cante (sublime Muller) me robó una sonrisa.

Pero aparte, mientras viajaba hoy de Úbeda a Málaga he escuchado en la radio que por cada clip que se haga para ver el video clip en la web de la Warner se destina una pequeña cantidad de dinero para la misión que se ha propuesto el bueno de Huecco en la que podréis deleitaros con gente de la talla de el bi-campeón del anillo de la NBA con Los Ángeles Lakers Pau Gasol, Don Vicente Del Bosque; Jorge Lorenzo (Campeón del mundo de MOTO GP 2010); David Villa (FC Barcelona, máximo goleador de la Historia de la Selección Española, Campeón del Mundo en 2010 y reciente Campeón de Europa 2011); Pepe Reina (Liverpool FC, Campeón del Mundo y campeón de Europa); Carolina Wozniacki (Nº1 del Mundo ranking WTA, tenis); José Manuel Calderón (NBA Toronto Raptors, Campeón del Mundo con la Selección Española de Basket); Sergio Ramos (Real Madrid, Campeón del Mundo); Kun Agüero (Campeón de la Europa League y la Supercopa de Europa 2010); Thomas Müller (Bayern Munich, Bota de Oro del Mundial Sudáfrica 2010 con Alemania); Philipp Lahm (Bayern Munich, Capitán selección alemana fútbol 3ª clasificada Mundial Sudáfrica 2010); Fernando Verdasco (Bi-campeón Copa Davis tenis); Dani Alves (FC Barcelona, Campeón Copa América y Campeón Europa 2011) y Chema Martínez (Subcampeón de Europa de Maratón en Barcelona 2010)

La fundación Dame Vida se ha propuesto iluminar a los más desamparados. En la web explican de manera detallada el proyecto, y nosotros podemos ayudar descargándonos la canción por iTunes o según han dicho esta tarde en tiempo de juego clickeando el siguiente vídeo




viernes, 17 de junio de 2011

El Noble Arte del Fecaloma

La vida es un final sin fin, un comienzo sin principio. Las primeras veces siempre son recordadas, pero si además se añade un motivo de peso se convierten en batallitas candidatas a ser contadas a las venideras generaciones. Apenas había visto tres pacientes en la guardia y encaramado a la mochila del R mayor que era Tudor; había superado (con más pena que gloria) infinidad de exámenes tipo test en la clásica Facultad de Medicina de Granada, había superado varios exámenes orales; había cantado el Gaudeamus Igitur en el Palacio de Congresos mientras portaba mi beca amarillo mostaza el día de la Graduación; me había enfrentado a esa oposición desquiciante de cinco horas que es el examen MIR en aquella fría tarde granaína; había acudido a clases (me había saltado otras); había pasado horas bajo el flexo de mi piso de estudiante junto a Pedro y López; había firmado mi primer contrato sanitario (atrás quedó la época de mozo de almacén en Carrefour y de camarero en El Roble); había recogido mi primer uniforme; había preparado minuciosamente mi mochila para mi primera guardia la noche de antes; había dormido mal y poco pensando en cómo sería el debut…y de repente descubres que la Medicina siempre está dispuesta a enseñarte cosas que no vienen en los libros ni nadie se molestó en explicarte.

Allí estaba yo, verde como el pijama de quirófano escuchando sin llegar a entender el español parlado por el impetuoso Tudor:


- - Esta señora tiene un fecaloma. Si te da asco salte que voy a empezar


Cuando el tren pasa por tu lado hay dos opciones, dejarlo pasar o subirte. Y cuando es la primera vez uno siempre tiene unas ganas locas de encaramarse a la alta velocidad y ver como el aire te azota la cara mientras surcas caminos de acero.


Así que hay estaba yo, haciendo plena inmersión a las profundidades más recónditas de la Medicina, desimpactando un fecaloma, que puede sonar fonéticamente muy bien pero que en la práctica consiste en introducir tu dedo índice en el ano de cualquier anónimo paciente para extraer manualmente (digitalmente para ser más concretos aunque suene más innovador) todo el contenido fecaloideo que debido a un estreñimiento crónico que casi siempre puede ser un síntoma más de una larga enfermedad venía impidiendo la salida de las heces.


Esa era la particular bienvenida con la que me recibían. Pero tan sólo ha sido la primera de muchas otras. Al principio no encontrabas palabras para explicarle al paciente la “innovadora” técnica que iban a recibir en primera persona. Luego llegas a desdramatizar la liturgia e incluso encuentras palabras que tranquilicen al paciente. Perfeccionas tu técnica, al principio rígido como una alcayata para terminar desarrollando una maestría asombrosa en el dedo índice derecho. Mientras un fétido aroma envuelve el proceso y te abofetea mientras te entregas a una profesión que elegiste para curar grandes infartos, para realizar ultramodernas técnicas, pero sobre todo para intentar dar un consuelo que suelen encontrar este tipo de pacientes, casi siempre oncológicos o abuelos en el estadío final a los que consigues aliviar, dignificar, “curar” y que suelen agradecer durante el resto de sus días el escaso pudor del médico de turno que se encaramó sobre sus nalgas y que con la rudimentaria maquinaria de la que se dispone (guantes o doble guante para evitar desagradables sorpresas y vaselina) poner un punto y seguido al sufrimiento que venían padeciendo.


Bienvenida y despedida ya que en mi última guardia en la puerta de las Urgencias del Carlos Haya, de nuevo dignifiqué la profesión médica con este acto que nos hace humanos, tanto a pacientes como a médicos. La desimpactación digital, el noble arte del fecaloma…


Y es que el ganchito-placa-placa tiene su tirón



Y ahora como viene siendo habitual en este tipo de entradas, toca algo de teoría. A ti como compañero, a ti como paciente, a ti como curioso lector, o a ti como estudiante de Medicina, ya que difícilmente nadie te explicará esto en ningún aula

(Extraído de Fisterra)

Un fecaloma (llamado también fecalito y coprolito, “piedras de heces”), es una acumulación de heces en ano que taponan el flujo normal del tracto intestinal. A veces están pegados a las paredes del intestino y puede ser causado por situaciones que enlentecen el tránsito intestinal: ancianos, estreñimiento por deshidratación, enfermedad de Chagas, enfermedad de Hirschsprung, hipomotilidad intestinal en pacientes oncológicos…

Este tipo de afección puede ser severa e inclusive letal, como sería la ruptura de las paredes del colon, por las agudezas de los fecalomas (perforación estercoral), seguida de septicemia. También un fecolito puede causar una apendicitis aguda.

La localización más frecuente del fecaloma es la ampolla rectal (70% de los casos), seguida por el colon sigmoide y el colon proximal (20% y 10% de los casos respectivamente). El síntoma habitual de sospecha es el estreñimiento, pero en ocasiones puede aparecer como una diarrea por rebosamiento de las heces retenidas proximalmente a la impactación. El diagnóstico se puede realizar mediante el tacto rectal, al palpar una masa fecal endurecida que ocupa la ampolla del recto. Si la impactación fecal es alta la ampolla rectal estará libre de heces, siendo útil realizar en estos casos una radiografía simple de abdomen.

Los fecalomas que se pueden extraer manualmente son aquellos que están situados en la ampolla rectal. Esta técnica está contraindicada en los pacientes con patología anorrectal (hemorroides dolorosas, fisuras, abscesos) o con intervenciones quirúrgicas recientes en la zona.

Preparación del material necesario:

Antes de llevar a cabo cualquier técnica hay que tener preparado el material que se va a emplear, que en este caso consiste en:

Guantes desechables.

Lubricante anestésico hidrosoluble.

Material para el aseo del paciente (toalla, jofaina y jabón).

Un hule o un protector para la cama.

Una cuña o un recipiente para recoger las heces.

Para llevar a cabo la extracción manual de un fecaloma hay que efectuar los siguientes pasos:

Lávese las manos y enfúndese un guante en la mano no dominante y dos guantes en la mano dominante (evita la contaminación si se rompe el guante externo).

Explíquele al paciente el procedimiento y solicite su colaboración.

Ayude al paciente a colocarse en decúbito lateral derecho, con la rodilla izquierda ligeramente flexionada (esta posición sitúa el colon sigmoideo en la parte más alta y facilita la extracción de las heces).

Ponga el hule o el protector bajo las caderas del paciente y exponga solo las nalgas.

Sitúe a mano la cuña o el recipiente donde vaya a depositar las heces.

Vacíe una o dos cánulas de lubricante anestésico hidrosoluble en la ampolla rectal del paciente y espere unos diez minutos a que haga efecto.

Lubrique abundantemente el dedo incide de su mano dominante.

Comuníquele al paciente que va a comenzar el procedimiento. Sugiérale que inspire profundamente y que espire con lentitud, ya que así se promueve la relajación del esfínter anal externo. A continuación indíquele que realice un esfuerzo defecatorio y aproveche ese momento para introducir el dedo índice en el recto (hágalo delicadamente y en dirección al ombligo).

De manera suave, realice movimientos rotatorios con su dedo índice, para así romper el fecaloma.

Con un movimiento de retracción del dedo, extraiga los fragmentos que haya obtenido y deposítelos en la cuña. Repita esta operación varias veces hasta que consiga retirar la mayor cantidad posible de heces, pero tenga en cuenta que:

Es conveniente realizar pequeñas pausas para favorecer tanto el descenso de la masa fecal como el descanso del paciente.

Se debe suspender el procedimiento ante la aparición de sangrado, de dolor anal intenso o de cualquier indicativo de reacción vagal (sudoración, malestar, palidez facial, palpitaciones).

Si el fecaloma es muy grande, se debe valorar la posibilidad de extraerlo en varias sesiones.

Finalizada la extracción, limpie la zona anal, cubra al paciente, retire la cuña y deseche las heces. A continuación, quítese los guantes volviéndolos al revés y deposítelos en el recipiente adecuado.

Proceda nuevamente a lavarse las manos y a enfundarse unos guantes.

Coloque al paciente sobre la cuña o acompáñelo al inodoro (la estimulación digital puede inducir el reflejo de defecación).

Una vez finalizado todo el procedimiento, realice el aseo del paciente.

Consideraciones al procedimiento:

Durante la extracción del fecaloma es importante que el paciente esté relajado y que colabore. Si prevemos que puede presentarse alguna dificultad en este sentido, se puede administrar un sedante de vida media corta (por ejemplo midazolam) treinta minutos antes.

Tras la extracción del fecaloma es conveniente administrar un enema de limpieza, con el fin de extraer el contenido fecal restante. Además, en los días siguientes, se deben de pautar laxantes osmóticos (20-30 g de lactulosa o lactitol diarios por vía oral).