Ser médico lleva su tiempo...Aventuras y desventuras en la "noble" tarea de hacerse médico. Actualmente R4 de MFyC de Málaga.
Nadie dijo que iba a ser fácil, pero al menos sí gratificante.
Bienvenidos a vuestra casa, mi hogar
Viernes de Dolores, la antesala de la semana grande para todo cofrade. La Semana Santa, los 7 días que parecen hacer un paréntesis en la vorágine del día a día. Como viene siendo tradicional, este año vuelvo a colaborar con la revista "Jerusalem" de Úbeda. Aquí os dejo el artículo y mis mejores deseos para que si el tiempo no lo impide (parece que no dará tregua) disfrutéis de la Semana de Pasión, de las vacaciones, o de las obligaciones del día a día.
En un país desangrado por la falta de escrúpulos
orquestada por hombres y mujeres en Parlamentos, con yernos con corona de
espinas, con sobres off the record
que pagan nuestras miserias colectivas, que nos sacan los colores y nos colocan
en el centro de la diana europea de la que tan atinados dardos recibimos.
En un pueblo, el nuestro, que hiberna activándose
de fiesta en fiesta, al ritmo del cuplé del carnaval, las sevillanas por San
Miguel o las saetas por San Millán.
En una comarca azotada por las placas tectónicas
sobre las que se asientan Los Cerros y que en los últimos meses nos despierta
con la intriga del miedo, del suspiro y del baile de cimientos y lámparas que
se muevan al amparo de la furia de la escala sismológica de Ritcher.
Y en medio de este caos universal que nos somete
en un estado de locura colectiva sin retorno, surge lo expuesto por Arquímedes
cuando descubrió la palanca: “dame un
punto de apoyo y moveré el mundo” y dos ejemplos, un general y un
particular que invitan al optimismo: la sonrisa de la inocencia y la Semana
Santa capaz de cambiar vicios dilatados por la zozobra de la dejadez.
La semana grande, la de la Pasión. La de muerte y
resurrección. La que saca a los ubetenses de sus casas, la que se engalana y
prepara, la que marca el ritmo político social de nuestra ciudad. Su influencia
bien encauzada que se viste con buenos propósitos en los comedores de Cáritas,
que sirve de mano tendida para el sufrimiento y el desazón del que más lo
necesita, que ve en sus cofradías y en sus hermanos cofrades una prolongación
umbilical que les conecta a la placenta de la esperanza. La semana de tambores
y redoble, de capas ondeando, de suplicantes miradas en busca de la nube
sospechosa que pueda aguar los esfuerzos de todo un año. De turistas y viejos
conocidos que encuentran en el Domingo de Ramos la excusa perfecta para
reencontrarse con sus raíces, sus tradiciones y el recuerdo que se magnifica
con la distancia marcada por los kilómetros.
La Semana Santa que nos hace olvidar el círculo
vicioso que nos asfixia como un puzle inacabado al que le falta una pieza. La
Semana que canaliza nuestra energía positiva, nuestro compromiso y la difícil
implicación de la urbe del siglo XXI. Que hace que juventudes sin referentes a
los que seguir se unan en las frías noches de invierno en ensayos de tambores y
cornetas, de cuadrillas que se echan a sus costales sacos de cemento para
compartir sufrimiento y hacer terapia grupal; de anónimas con nombre y apellido
que se reúnen todas las tardes para dejar a su Virgen vestida de gala.
El ejemplo claro de que el compromiso, la
constancia y la ilusión son herramientas productivas para hacer que año tras
año, la Semana Santa venza a las adversidades contemporáneas de nuestros días.
El ejemplo claro de que se pueden hacer y cambiar cosas siempre que existan
ideales y personas de buenas intenciones. Un rayo de esperanza entre las
tinieblas que nos azotan, que nos hacen anhelar que algún día, más tarde que
pronto, el pueblo consiga reconducir su impotencia colérica y pasar a la acción
constructiva.
Un punto de equilibrio perfecto que encuentro cada
vez que vuelvo a Úbeda y me encuentro la inocencia de Aitana, con su sonrisa de
tranquila niña mimosa, con sus primeros ruiditos con los que intenta buscar
palabras, con sus gestos tan agradecidos ante su cuidado. Con su presencia, con
su brillo, con su inocencia consigue calmar la vorágine de preocupaciones
laborales y sociales. Nuestro particular tesoro que este Domingo de Ramos
descubrirá por primera vez lo que es y qué se siento siendo del Borriquillo, portando ese babero que
captará las indiscretas miradas de algún objetivo panorámico que inmortalizará
su belleza quieta, su grácil armonía perfecta que a mí, y en mi día a día, me
sirve para oxigenar mi cerebro y calmar un sistema nervioso que se acelera ante
las atrocidades que se ocultan más que enseñan en los medios de comunicación.
Semana Santa y Aitana, dos particulares puntos de
apoyo para empezar a mover el mundo. Los inseguros primeros pasos que darán
paso a la estampida que levantará polvaredas, conciencias y esperanza. Una
frase que refleja el orgullo de un hombre, Arquímedes de Siracusa y que nos
demuestra que querer es poder.
Disfruten de esta semana, tan
nuestra y tan grande. Que así sea.
El
cupo que mi tutora y yo tenemos está en torno a los 1100 pacientes. Algunos
nunca han pisado la consulta; otros van prácticamente a diario. Con unos tienes
más confianza y hablas sobre temas que se extralimitan de lo meramente médico,
mientras que con otros, ya sea por falta de empatía o por barrera idiomática te
limitas al acto médico.
A
los más jóvenes los he visto crecer en los cuatro años que llevo en la
consulta. Ya no son los niños de antaño, en el camino han perdido la inocencia
y se han hecho adultos. Otros, los mayores, han envejecido tanto que se han
jubilado o sido abuelos a lo largo de este periodo.
He
visto como muchas mujeres a las que le hemos seguido el embarazo en la consulta
de Planificación Familiar han tenido a su bebé y nos lo han llevado a la
consulta para que los viéramos a modo de agradecimiento por el seguimiento
realizado en los 9 meses previos. Y también, a lo largo de estos cuatro años
hemos visto bajas en el cupo, ya sean por cambios de profesional, o las más
dolorosas, por fallecimiento.
Con
su nombre de mujer nacida antes de la guerra, una de tantas pacientes que se
había hecho vieja. Al principio solía desplazarse a la consulta, para ir
dejando progresivamente paso a que su hijo fuera el que se desplazara para
contar las dolencias de su madre. En más de una ocasión había cogido el maletín
y me había adentrado en el corazón de la Palmilla profunda para ir a su casa y
hacerle el chequeo que tanto agradecía tanto ella como su cuidador principal.
La entrada de su casa difería de la estética de una de las calles con más
pedigrí en la barriada, y sus plantas siempre cuidadas, escoltaban el trayecto
que separaba la puerta principal de la casa mata.
Precisamente
ayer fui por última vez a su casa. Lo típico de estos días y sus patologías de
base que le hacían convertirse en un libro de Medicina ambulante. El catarro,
los mocos, el aumento del ahogo habitual, los dolores varios que le habían
limitado a una vida cama-sillón progresivamente…La edad que no perdona solía sentenciar con su mirada perdida
de diabética mal controlada. Hablar con ella, intentar retocar el tratamiento
ante la tozudez de la gente mayor que grita a los cuatro vientos que quiere
morirse pero luego es reacia a cualquier cambio en sus fármacos ante el temor
de que no se obtenga el efecto beneficioso deseado. El tomarle la tensión,
auscultarla y darle algunos consejos básicos como posturas para dormir que pudieran
disminuir el “ahoiguito” de rigor. Y finalmente despedirte mientras miras el
reloj que marca ya las 14:00h.
Y al
día siguiente retomar la rutina del día a día en la consulta, empezar a ver un
paciente tras otros con cinco minutos para intentar aportar la solución que
todo el que va al médico espera. Y de repente recibir la visita de tu enfermero
de referencia que entra con cara seria, mientras porta malas noticias. Y es que
hoy al acudir al domicilio de la paciente a la que viste ayer, y tras ver la
puerta cerrada, recibió la noticia de
que había fallecido por la noche, de repente, en ese desenlace inesperado que
tanto tiempo llevaba acechándole.
La
tristeza de la pérdida de alguien de tu cupo, que no es familia pero que es
algo tuyo. Algo que se va con cada uno de ellos. La conciencia y su cargo,
tanto para bien como para mal que te acompaña durante unos días. La pregunta
que rumeas al principio: “¿he hecho todo
lo que podía?”. La sensación de que así ha sido que te consuela en ese
llanto silencioso que todo el que pierde algo sufre.
La vida es letal, siempre termina matándote.
Es la conclusión a la que siempre llego tras noticias como esta. El médico no
es un mago, no hace milagros. Intenta dar vida a los años, pero se ve más
limitado para dar años a la vida, que está marcada por demasiados factores
ajenos a ti. Pero pese a todas estas limitaciones, y pese a tener la sensación
y ser corroborada por el hijo que se encargaba de cuidar a su madre de que por
tu parte no hay peros mayúsculos que achacarte, a uno le queda esa sensación de
duelo artificial que te acompaña hasta que la puerta se vuelve a abrir, entra
el siguiente paciente, con su vida y sus problemas que se vierten en busca de
ser escuchados y consolados y deja a un segundo plano el recuerdo de la pérdida
que en noches como estas me acompaña antes de cerrar los ojos.
A estas alturas del boom en la red, seguramente ya os habéis topado con uno de los vídeos que están causando furor a nivel nacional. La parodia del Gangnam Style estilo made in Granada me ha echo recordar los 6 años y medio que viví en la ciudad nazarí. Si no has estado en la ciudad de la Alhambra habrá detalles que se escapen, pero sin duda el vídeo dibuja sonrisas a propios y extraños.
La ciudad, su gente, su gastronomía basada en época estudiantil de cerveza y tapa, su agitada vida nocturna y los compañeros de carrera que ahora ocupan hospitales en toda España y con los que con muchos me une una amistad que no entenderá de kilómetros ni años.
En todos ell@s he pensado cuando vi el vídeo, y en todos ell@s pienso al escribir esta entrada. A poco más de dos meses de cerrar el blog es bueno saber de donde venimos, y en mi caso, de Granada, de la Facultad de las columnas de mármol
Lo
reconozco, siempre he tenido mis productos fetiche. Aquellos que repito a lo
largo del día en el que los tomo. Desde pequeño siempre relacioné un hecho que
no pasó el filtro de la inocencia; era algo matemático, un axioma con precisión
de reloj helvético, un hecho incuestionable. Y es que cada vez que desayunaba
trigo inflado azucarado, a lo largo del día y cada vez que iba al servicio, mi
micción-orina-meados (prolijo lenguaje que nos dio Cervantes) iban aromatizados
del sabor inigualable de los copos que momentos antes habían estado en el tazón
de la leche.
Esta
entrada podría tener una vertiente sanitario-histórica, ya que antiguamente
cuando la tecnología no era más que el sueño de los iluminados más visionarios
(previo al siglo XIX), el análisis de la orina era uno de los ejes diagnósticos
a los que los galenos de la época se aferraban, junto a conceptos pasados de
moda como los humores.
¿Y cómo lo
hacían estos “valientes”? ¿Cómo conseguían adentrarse y acertar diagnósticos
que en nuestros días requieren estudios bajo el aumento de la lente del
microscopio? Mediante la vista, el olfato y el gusto (y pensar que ahora los profesionales sanitarios estamos mal pagados…)
COLOR ANORMAL DE LA ORINA
•La orina opaca o turbia es un signo de
infección urinaria. La orina turbia también puede ser causada por la presencia
de bacterias, moco, glóbulos blancos o rojos, células epiteliales, grasa o
fosfatos.
•La orinaclara o de color marrón oscuro (similar
al coñac) es característica de un trastorno hepático, como la hepatitis viral
aguda o la cirrosis.
•Una orina opaca de color rosado, rojo o marrón
puede ser un efecto secundario de un medicamento o puede ser producto del
consumo reciente de remolachas, moras o ciertos colorantes de los alimentos.
También es característica de un trastorno en las vías urinarias en el que se
presenta sangrado (hematuria), tales como cistitis, agrandamiento de la
próstata, tumor de la vejiga o el riñón, tuberculosis, cálculos en la vejiga,
infección renal, tumor de Wilms (en niños) o hipernefroma. La anemia hemolítica
y la porfiria también pueden provocar que la orina tome esos colores. La
coloración puede también presentarse después de un traumatismo a los riñones o
a las vías urinarias.
•Una orina amarilla oscura o anaranjada puede
ser producida por el uso reciente de laxantes o por el consumo de complejos de
vitamina D o caroteno (las zanahorias tienen mucho de eso). La orina de color
naranja a menudo es de origen farmacológico por la fenazopiridina (utilizada en
el tratamiento de las infecciones urinarias), la rifampina y la warfarina.
•La orina de color verde o azul se debe al
efecto de un color artificial en los alimentos o fármacos y también puede ser
el resultado de medicamentos como la amitriptilina, la indometacina y la
doxorubicina.
OLOR ANORMAL DE LA ORINA
Ciertos
alimentos y medicamentos, incluyendo vitaminas, pueden afectar el olor de la
orina. Por ejemplo, el espárrago causa un olor de orina característico.
•Sin embargo, el olor fétido de la orina puede
deberse a bacterias anaerobias, como las responsables de las infecciones de las
vías urinarias, o también a una fístula rectal (se ponen en contacto las heces
con la orina).
•El olor dulce de la orina puede ser una señal
de diabetes no controlada o una enfermedad rara del metabolismo como la
cetoaciduria (enfermedad de la orina con olor a jarabe de arce).
•La enfermedad hepática y ciertos trastornos
metabólicos (como la fenilcetonuria, una rara enfermedad hereditaria) pueden
causar un olor de la orina a moho o a ratón.
•Orina concentrada con fuerte olor a amoníaco puede ser
causada por una deshidratación
•En la diabetes insípida se produce una poliuria
exagerada (de 4 a 40 litros al día), por lo que al estar tan diluida la orina
prácticamente ni huele ni sabe a nada (precisamente por eso se le llama
"insípida")
El
inútil recuerdo de la infancia, ya que desde hace tiempo erradiqué ese tipo de
desayuno de mi alimentación, me ha servido para despertar mi curiosidad e
indagar sobre las causas de que productos como los espárragos también delaten
su ingesta cada vez que liberamos la tensión de nuestra vejiga.
Y me
ha servido también para recordar la Fisiología de 2º de Medicina y recordar
cómo se crea la orina, que partículas la forman y qué debemos estudiar cuando
un test de orina cae en nuestras manos. Nuestros antepasados en el noble arte
de intentar sanar se veían obligados a ver, oler y probar. Nosotros tan sólo
necesitamos saber leer, así que qué menos que estar puestos al día, aunque sólo
sea como homenaje a nuestros ancestros y como guiño a los Kellogs que le dan
sabor a esta entrada.
TEORÍA
La
orina es el producto de desecho líquido excretado por los riñones. Ésta se
almacena en la vejiga hasta el momento de ser vaciada a través de la uretra.
La
orina esta constituida por agua, y numerosos sustancias (creatinina, ácido
úrico, urea, fosfatos, sulfatos, magnesio, calcio sodio, potasio, cloro,…).
Estas sustancias son excretadas a diario, es decir, cada 24 horas. También se
puede encontrar glucosa, cuerpos cetónicos, proteínas, porfirinas y bilirrubina
en diferentes procesos patológicos. En el sedimento de la orina, es decir en el
residuo que se obtiene después de centrifugar la orina se encuentran cilindros,
eritrocitos, células epiteliales y leucocitos.
El
volumen diario de orina en un adulto fluctúa entre 1.200 a 1.500 ml.
¿CÓMO TOMAR LA MUESTRA?
Para
el correcto diagnóstico es de gran importancia una buena muestra. Existen
muestras de orina tomadas como primera matinal, en ésta los elementos se
encuentran en mayor concentración. Se deben desechar las primeras gotas, tomar
el volumen siguiente y descartar la parte final. En la mujer se deben separar
los labios en el momento de la micción, evitando en esta forma agregarle
contaminación vaginal.
Para
estudios bacteriológicos (ejemplo, urocultivo) la orina se recoge en un frasco
estéril, desechando el primer chorro y guardando la porción de la mitad para el
cultivo. En los niños que no controlan esfínter se utiliza un recolector
pediátrico, el que se adhiere a sus genitales y donde la orina se va
depositando lentamente. Este método, si bien resulta útil, presenta varios
inconvenientes, siendo el principal la alta contaminación de la muestra.
¿QUÉ ANALIZAR?
Examen físico:
Aspecto: considerado como normal un aspecto transparente, pero es
aceptado hasta un aspecto ligeramente turbio ya que este puede ser debido a
contaminaciones. El aspecto de una orina turbia ya es considerado como anormal,
esto puede ser debido a presencia de leucocitos, glóbulos rojos, bacterias,
cristales, etc.
Color: En condiciones normales el color de la orina va de amarillo
hasta ámbar. Se pueden encontrar colores anormales debido a la presencia de
elementos anormales en la orina como por ejemplo sangre, medicamentos, alimentos
y otros pigmentos. En el examen físico también se considera el pH y la
densidad, parámetros que son medidos con cintas para orinas. pH: Es el reflejo
de la acidez de la orina. El pH normal va de 5.5 - 6.5. Influyendo el régimen
dietético de cada paciente. Este se determina utilizando una cinta lectora de
pH la que se sumerge en una muestra de orina por dos o tres segundos y luego se
compara el color obtenido con una carta patrón de colores.
Densidad: Esta varía en razón directa a la cantidad
de sólidos, principalmente cloruros, urea, sulfatos, la densidad normal va de
1.015 - 1.025.
Examen Químico:
Con
el desarrollo de las cintas reactivas, el análisis químico de la orina dejó de
ser un procedimiento laborioso y caro, y por lo tanto impracticable en la
práctica rutinaria. Las cintas reactivas son tiras plásticas con cojinetes
absorbentes impregnados con diferentes productos químicos que, al tomar
contacto con orina, producen reacciones químicas que generan cambios de color
del cojinete. De esta manera, se obtienen resultados cualitativos y
semi-cuantitativos dentro de segundos a minutos mediante simple pero cuidadosa
observación. Esta técnica puede presentar falsos positivos y negativos frente a
cada reactivo.
pH: El pH urinario
de individuos normales tiene un rango de 4.5
a 8.0, pero en muestras matinales es levemente ácido, con pH de 5.0 a 6.0.
Estos valores deben ser interpretados en relación a la información clínica
obtenida del paciente, pues el pH puede variar según su estado ácido-básico
sanguíneo, la función renal, la presencia de infección urinaria, el tipo de
dieta o drogas consumidas, y el tiempo de obtenida la muestra. Las dietas
altamente proteicas acidifican la orina, en cambio aquéllas ricas en vegetales
la alcalinizan. El conocimiento de esta variable tiene gran importancia al
momento de identificar los cristales vistos en examen microscópico del
sedimento de orina. La determinación de pH urinario por reacción colorimétrica
no es lo suficientemente exacta para ser usada en el diagnóstico de acidosis
tubular renal, en que deben utilizarse pH-metros calibrados.
Nitritos: los nitratos
presentes en la orina son convertidos a nitritos por la reducción enzimática de
bacterias, especialmente Gram (-). Los nitritos, que normalmente no se encuentran
en la orina, son detectados por la cinta reactiva, sugiriendo así una probable infección urinaria. La reacción positiva a nitritos debe ser siempre
confirmada con urocultivo, pues tiene falsos (+) y (-).
Glucosa: menos de 0.1%
de la glucosa normalmente filtrada por el glomérulo aparece en la orina. Cuando
la glicemia supera el umbral renal de reabsorción tubular de glucosa, lo cual
ocurre entre los 160 a 180 mg/dl, aparece en elevadas cantidades en la orina, y
es detectada en la cinta reactiva mediante la reacción de glucosa oxidasa. Esta
reacción es específica para glucosa, no detectando la presencia de otros
azúcares reductores, como galactosa y fructosa. Si bien es utilizada
especialmente para diagnosticar o controlar pacientes con diabetes mellitus, la
presencia de glucosuria importante puede no asociarse a cuadros
hiperglicémicos, como lo son: tubulopatías, alteraciones tiroideas y daño del
S.N.C.
Cetonas: su presencia
en orina refleja una alteración en el uso
de hidratos de carbono como principal fuente energética, requiriéndose para
ello de la utilización de grasas corporales. Las principales causas de
cetonuria se relacionan a cuadros con incapacidad para metabolizar (diabetes
mellitus), pérdidas aumentadas (vómitos), o inadecuado consumo de carbohidratos (desnutrición,
reducción de peso). La causa más frecuente del hallazgo de escasa cantidad de cuerpos
cetónicos en la orina, es el ayuno.
Proteínas: normalmente
existen en la orina pequeñas cantidades de proteínas, ya sea filtradas o
secretadas por la nefrona, no excediendo los 10 mg/ml o 4 mg/m2/hr. La
presencia de proteinuria significativa sugiere
enfermedad renal, aunque puede no serlo, como ocurre en la proteinuria
ortostática, la asociada a fiebre, deshidratación o ejercicios extenuantes, o
la secundaria a hiperproteinemias (proteinuria de Bence Jones). Esta parte de
la cinta es altamente sensible para albúmina, pero no para globulinas,
hemoglobina o cadenas livianas.
Bilirrubina: la bilirrubina
que se detecta en la orina es la conjugada, y puede ser el primer indicador de una enfermedad hepática no detectada.
La exposición a la luz puede degradar esta substancia y hacerla indetectable.
Urobilinógeno: es un pigmento
biliar producto de la degradación de la bilirrubina conjugada en el intestino,
y le da la coloración a las heces en forma de urobilina. Es normal que se
encuentre en bajas cantidades en la orina (< 1 mg/dl). Puede estar aumentado en enfermedades hepáticas y
hemolíticas.
Leucocitos: utiliza la
acción de esterasas de los granulocitos presentes en orina, ya sea íntegros o
lisados. Su positividad no es
diagnóstica de infección urinaria pero sí la sugiere. El umbral de
detección es entre 5 a 15 leucocitos por campo de mayor aumento.
Sangre: el test no
distingue entre hemoglobinuria, hematuria y mioglobinuria, por lo que
antecedentes clínicos, análisis microscópico de orina y test específicos ayudan
a clarificar el diagnóstico.