martes, 27 de julio de 2010

La Final de Nuestras Vidas


(11 Julio ´10)


Un segundo lo cambia todo; un rechace en la frontal del área, un pase errado por el héroe de Viena, un balón burlando el fuera de juego, y la genialidad de un pálido mago del balón, elevaron a los altares de los Dioses a un equipo, y por ende a un país anquilosado en sus complejos patrios pasados. Y es que España, esa nación de naciones, esa eterna dicotomía entre izquierda y derecha, entre banderas con coronas y águilas, una nación inmersa en triviales rivalidades históricas que una gesta llamada Mundial ha conseguido apaciguar y demostrar que la historia contada en Congresos y mítines no es más que una sombra intencionada y erróneamente proyectada de una sociedad única que gritó al unísono el gol de Iniesta, que vertió unas lágrimas sinceras que desembocaron en un mar común. Barcelona, Pamplona, Andalucía, Canarias… las mismas imágenes en pueblos empeñados en discutir por una porción mayor del mismo queso. Gente en las calles, bocinas perdiéndose en la inmensidad de un cielo rojo y gualda, banderas decorando las fachadas de cualquier balcón, de cualquier edificio, caras pintadas, camisetas enfundadas, bufandas al aire. Atrás quedaba la España del Statut, la de la más denostada borroka, la de las minorías, la de los olvidados, la de un látigo asfixiante llamado crisis.


Podría hacer mi crónica de un partido de infarto, pero eso sería una ofensa para los eruditos periodistas deportivos que llevaban toda una vida esperando empezar sus artículos con la frase: ¡Campeones del Mundo! Todo está dicho, todo está contado, por lo que no voy a jugar a ser Palomar o Trueba, para eso os dejo el enlace de sus crónicas, unas crónicas que serán eternas, que serán leídas por nietos y bisnietos y que irán ganando valor e importancia a medida que la gesta de Johannesburgo quede mitigada en parte por el paso del tiempo.


Esta entrada es la de un sueño llamado Johannesburgo, la de un viaje al Olimpo que se gestó en plena madrugada de una resacosa guardia posterior a la victoria contra Portugal; en ese órdago lanzado por Juampi, y en ese guante recogido no sin titubeos y pasos en falso. Para un amante al deporte Rey, para alguien que lleva toda una vida maltratando al esférico, soñando emular a sus ídolos, a los Hierro, Suker y compañía que un día soñé ser pero que terminé por desistir e intentar disfrutar de un deporte que suele dar más frustraciones que alegrías, vivir en directo la primera final mundialística de España, es lo más grande, la experiencia más destacada, la que todo el mundo sueña contar, pero tan sólo unos pocos españoles dispersos en la marea naranja que inundaba la capital Sudafricana pudimos narrar en primera persona.


España, ese pequeño país lindero con África es desde hace unos años una potencia deportiva mundial. Desde la eclosión olímpica de Barcelona, el deporte ha dejado de ser un entretenimiento, una mera burla de sentimiento de inferioridad y ha ido calando en una sociedad que se ha ido aburguesando de la mano del deporte. Las gestas aisladas de los Ocaña, del Real Madrid en tiempos del régimen, los Santana, Crivillé, Indurain, Ochoa o Arantxa Sánchez Vicario entre otros, que se contaban con cuentagotas y que servían de opio de un pueblo que se encontraba demasiado ocupado con la pacífica y ejemplar transición, ha encontrado en los Nadal, Contador, ÑBA, Gómez Noya, Lorenzo, Alonso… un manantial de éxitos interminables que cada lunes copan las portadas de unos periódicos nacionales malacostumbrados y de una prensa internacional que se rinde a los pies del país del eterno sol, la tortilla, los toros y el flamenco. Pero faltaba la madre de todas las victorias, la “Pepa” deportiva. España, ese país que durante años sólo vivía por y para el fútbol, que sufrió la humillación de Naranjito, necesitaba esta victoria para cerrar un ciclo que parece no tener fin y que en la pasada Eurocopa empezó a dibujarse. Han hecho falta muchos intentos, muchas decepciones con nombres propios (Eloy, el penalti de Raúl, Zubizarreta, Cardeñosa, el tabique de Luis Enrique, el coreazo de un árbitro de cuyo nombre no quiero acordarme…); unos complejos futbolísticos de fatalismo que se encargó de esfumar Casillas en esa tanda de penaltis contra Italia y que Cesc terminó de rubricar


Esta entrada es un homenaje para nuestros padres, para nuestros abuelos, para los que ya no están y para los que están por llegar; para esa generación de la eterna promesa. Para los que veían en Cuartos una barrera insalvable, para los que alguna vez dijeron que se morirían sin ver ganar a España un Mundial. Para cada niño que invierte las horas de su infancia en campos de tierra, para esas madres que ponen parches a modo de rodilleras, para esas abuelas que regañan a unos nietos que destrozan con el balón las macetas de los patios de las casas, para los padres anónimos que llevan cada domingo a sus hijos y los ven jugar. Para los 23 hombres de Del Bosque, para el propio salmantino, para todos los que en su día se enfundaron la elástica roja, para ti y para mí. Porque somos campeones del Mundo y esto bien vale una eterna y sincera felicitación. ¡Enhorabuena campeones!


Gracias por todo Capitán



Porque has sido y serás una de las figuras más ilustres del deporte español, y por ende de la historia del Real Madrid

Es muy fácil criticarte, llamarte cáncer, ahora que la cuesta empieza a coger pendiente
Pero has sido y serás un grande. Puedo hablar de números que te han convertido en leyenda, de goles imposibles, de listo, de pillo, de crack pese a esas pocas habilidades estratosféricas salvo tu don de la oportunidad y tu intuición

Hoy te retiras de tu casa, pero lo haces con un hasta pronto. El banquillo del Bernabeu te espera para que sigas dando lecciones con esa brillante cabeza, con la que tan pocos goles hiciste, pero con la que gracia a ella lo has ganado todo

Sin más, muchas gracias capitán

miércoles, 21 de julio de 2010

Nueva Zelanda, ¿Why not?

En ocasiones, los pacientes son como los huevos Kinders, tienen una sorpresa en su interior. Los hay callados, elocuentes, taciturnos, extrovertidos, y también los hay con acompañantes, que suelen ser familiares y también son dignos de mención.

En una de mis últimas guardias allá por el lejano y laboral Junio (que diferente se ve la vida en plenas vacaciones), la sorpresa venía por este último grupo, y en concreto con la hija de un señor entrado en años. Mujer que rondaba la cuarentena, que tras darle el alta a su padre y explicarle el tratamiento me espetaba un escueto:

- Véngase a trabajar a Nueva Zelanda
- ¿Nueva Zelanda?- mi cara debió hablar porque no hicieron falta más palabras


La hija del paciente resultó ser médica y trabajar desde hace unos años en Nueva Zelanda, según denominó como Médico Rural, lo más parecido a Médico de Atención Primaria (Familia). Un buen sueldo, un nuevo idioma, un país fascinante por descubrir y la posibilidad de hacer un curriculum y crecer como médico pero sobre todo como persona son tentativas a tener en cuenta, sobre todo ante el oscuro futuro que depara el sistema nacional de Sanidad en general, y el Andaluz en particular, con contratos a la baja, de duraciones excesivamente cortas y no en las mejores condiciones si al otro lado de la balanza se pone el hecho de que empezamos a estudiar medicina a los 18 y como muy pronto terminaremos la residencia con 29, acotados por el desamparo de un futuro incierto.

De vez en cuando gusta que te reconozcan tu trabajo, y su ofrecimiento vino tras quedarse “satisfecha” con los servicios prestados con su padre. Me comentó con quién tenía que hablar por si estaba interesado cuando terminara la residencia y dejó una puerta abierta, que hasta entonces no sabía ni que existía

Suena y es una locura, ¿pero qué son uno o dos años en la vida? La vida da muchas vueltas, y quién sabe si una futura parada sea por las antípodas nueva zelandesas


Para que os vayais haciendoros una ideo, os dejo el video del himno nacional con imágenes espectaculares y algo de la historia de un país por el que ya tengo una simpatía especial y que fue, anecdóticamente la única selección invicta en el pasado Mundial




Nueva Zelanda o Nueva Zelandia (New Zealand en inglés, Aotearoa en maorí) es un país de Oceanía que se localiza en el suroeste del Océano Pacífico formado por dos grandes islas, la Isla del Norte y la Isla del Sur, junto a otras islas menores, destacándose entre ellas la Isla Stewart y las Islas Chatham.
Esta nación isleña limita al norte y al este con el Pacífico Sur, al oeste con el Mar de Tasmania y al sur con el Océano Antártico. La Isla del Norte es la más poblada y constituye el núcleo de las actividades comerciales y de negocios, mientras que la Isla del Sur es más rica en majestuosos paisajes y parques naturales. La ciudad principal es Auckland y la capital es Wellington. Otro sitio importante es Queenstown. Nueva Zelanda también incluye a las Islas Cook y Niue, que son autónomas pero se encuentran en libre asociación con este país; también administra Tokelau y tiene un reclamo territorial en la Antártida, llamado Dependencia Ross.
Nueva Zelanda se distingue por su aislamiento geográfico estando separada de Australia por el Mar de Tasmania aproximadamente 2.000 kilómetros (1.250 millas) entre ambos países. Sus vecinos más cercanos hacia el norte son Nueva Caledonia, Fiyi y Tonga. La población es mayoritariamente de origen europeo, sin embargo, los habitantes Maoríes representan una importante minoría. También hay algunas minorías polinesias y asiáticas que son importantes, y se encuentran principalmente en las ciudades.


Nueva Zelanda es un largo y estrecho país de terreno abrupto consistente en la Isla del Norte y la Isla del Sur (además de un pequeño grupo de islas). Cubre una superficie de 166.940 km2 y 1.600 kilómetros de longitud. Posee una longitud un poco mayor a la del Reino Unido. Nueva Zelanda —si se toman como referencia los puntos costeros de sus dos mayores islas— está situada en el Océano Pacífico Sur, aproximadamente 10.400 km al suroeste de Norte América, 8.350 km al oeste de América del Sur, a 2.250 km al sureste de Australia y unos 2.500 km al norte de la Antártida.
La Isla del Norte con sus playas doradas, los ancestrales bosques de kauris, volcanes, áreas termales, y grandes ciudades (entre las que se encuentra Wellington, la capital), es la isla más poblada de las dos. La Isla del Sur con sus montañas nevadas, glaciares, exuberantes bosques nativos, fiordos, es la mayor de las dos, orgullosamente llamada "la tierra principal" por los habitantes de la misma (aunque los habitantes de la Isla del Norte estén en desacuerdo con esto). La pequeña Isla Stewart (1.750 kilómetros cuadrados) un lugar virgen, con sus bosques llenos de pájaros nativos y sus playas paradisíacas, en el lugar más al sur del país, es uno de los lugares más cercanos a la Antártida que el hombre haya llegado jamás. Dentro de la jurisdicción territorial de Nueva Zelanda también se incluyen un grupo pequeño de islas como las Chatham, Kermadec, las Islas Campbell, Auckland, Antípodas, Las Snares, Solander, y las Islas Bounty. Rodeada por el Océano Pacífico Sur en el este y del Mar de Tasmania en el oeste, Nueva Zelanda aparece como un pequeño punto en el globo, a pesar de tener 1.600 kilómetros de longitud, similar en tamaño a las Islas Británicas o a Japón.
Australia, a 2.092 Kilómetros por el noroeste, es el vecino más cercano, y por su relativa proximidad a Nueva Zelanda son a veces confundidos como si fueran el mismo país. ¡Pero cuidado! Llamar australianos a los "Kiwis" ( así se auto llaman los habitantes de Nueva Zelanda) puede hacerles enfadar, Nueva Zelanda es una nación totalmente independiente con gobierno propio. Ya lo dejó escrito en 1897 Mark Twain en su libro Viaje alrededor del mundo, siguiendo el Ecuador (La travesía del Pacífico):
El vulgo imagina que Nueva Zelanda se halla en la vecindad de Australia, o bien del continente asiático, y que se puede acceder a la isla cruzando un puente. No es así. No está cerca de ningún sitio, sino que se yergue, independiente y aislada, en medio de las aguas. Australia es el país más próximo, pero "próximo" no significa colindante. El espacio intermedio es muy ancho.

Geografía física
Nueva Zelanda cuenta con 2 islas principales en Oceanía ubicadas en el Pacífico Sur con centro en aproximadamente 41° S 174° E. Tiene un área total de 268.680 km2 (incluyendo las Islas Antípodas, Auckland, Islas Bounty, Islas Campbell, Islas Chatham, y las Islas Kermadec) siendo ligeramente menor a Italia o Japón y un poco mayor que el Reino Unido.
Nueva Zelanda tiene un total de 15.134 km de costa y cuenta con extensos recursos marinos. Reclama la séptima mayor Zona económica exclusiva del mundo, cubriendo más de 4 millones de km2, más de 15 veces su área terrestre.El país no tiene fronteras terrestres.
La Isla del Sur es la mayor masa terrestre y contiene alrededor de un cuarto de la población de Nueva Zelanda. la isla está dividida longitudinalmente por los Alpes del Sur, cuya cumbre es el Monte Cook o Aoraki con 3.754 msnm. Existen 18 picos que sobrepasan los 3.000 msnm. El lado oriental de la isla es hogar de los Llanuras de Canterbury mientras la costa occidental es famosa por sus abruptas costas, muy alta proporción de bosque nativo, y por los glaciares Fox y Franz Josef.
La Isla del Norte es menos montañosa que la Isla del Sur, pero está marcada por el volcanismo. La mayor montaña de la isla, el Monte Ruapehu (2.797 msnm), es un volcán activo. El Lago Taupo se encuentra cerca del centro de la Isla del Norte y es el mayor lago en superficie del país. El lago yace en una caldera creada después de la mayor erupción en el mundo en los últimos 70.000 años (Erupción Oruanui)


El clima en Nueva Zelanda, sin considerar las distantes islas menores, es básicamente templado fresco a templado cálido; variando de un modo notable según la latitud y la altitud: el suroeste, muy influido por las corrientes frías procedentes de la Antártida y poseedor de las mayores altitudes medias, es una zona templada-fría en donde se encuentran importantes glaciares. Por contrapartida, el extremo norte presenta flora subtropical. El sector occidental, al poseer cordilleras, es más elevado y húmedo que el sector oriental. Las temperaturas medias están entre los 8°C en la Isla del Sur y los 16 °C en la Isla del Norte.[3] Enero y febrero son los meses más cálidos mientras que julio es el más frío. Nueva Zelanda no tiene un gran rango de temperaturas aunque el tiempo puede cambiar repentinamente. Se pueden apreciar condiciones subtropicales en Northland (el extremo norte de la Isla del Norte).
La mayor parte de las áreas del país tienen entre 600 y 1.600 mm de precipitaciones con la mayor cantidad de las lluvias a lo largo de la costa occidental de la Isla del Sur y la menor en la costa oriental de la misma, básicamente en las Llanuras de Canterbury. Christchurch es la ciudad más seca recibiendo unos 640 mm de lluvia al año, mientras que Auckland es la más húmeda, con casi el doble.
El índice UV en Nueva Zelanda puede ser muy alto en algunos lugares y extremo en los momentos más cálidos del año en el norte de la Isla del Norte. Esto se debe en parte a la relativamente baja contaminación del aire en el país, comparado con muchos otros países.
Existen tres factores principales que influyen en el clima de Nueva Zelanda:

* Su ubicación latitudinal donde prevalecen los vientos del oeste.
* Su ambiente oceánico.
* Las montañas, especialmente los Alpes del Sur.



Nueva Zelanda cuenta con una economía desarrollada, moderna y próspera, se estima que el PIB (PPA) de 115,624 millones de dólares (2008). El país cuenta con un relativamente alto nivel de vida y se estima que el PIB per cápita de 27.017 dólares en 2008, comparable a la Europa meridional. Desde el año 2000, Nueva Zelanda ha logrado una mejora sustancial de la media en los ingresos de los hogares. Junto con Australia, en gran parte escapa a la recesión de principios de 2000 que afectó a la mayoría de los demás países occidentales. Sin embargo, el PIB disminuyó en los cuatro trimestres de 2008.
Nueva Zelanda tiene un alto nivel de satisfacción con la vida, medido por las encuestas internacionales, a pesar de tener un menor PIB per cápita que muchos otros países de la OCDE. El país ocupó en 2008 el vigésimo lugar en el Índice de Desarrollo Humano y el decimoquinto en el Índice de calidad de vida mundial de The Economist en 2005. El país se clasificó en primera y quinta posición en el índice de satisfacción global de la prosperidad en 2007 y en el índice de prosperidad del Instituto Legatum. Además, en 2009 en la Encuesta Mercer de calidad de vida, Auckland ocupó el cuarto lugar y Wellington el duodécimo en esta lista mundial.
La fiscalidad en Nueva Zelanda es más liviana que en otros países de la OCDE. Nueva Zelanda es uno de los economías capitalistas de más libre mercado, de acuerdo a los índices de libertad económica.
El sector servicios es el sector más importante en la economía (68,8% del PIB), seguido por la manufactura y la construcción (26,9% del PIB) y los agrícolas y la extracción de materias primas (4,3% del PIB).
Nueva Zelanda es un país que depende en gran medida del libre comercio, en particular en los productos agrícolas. Las exportaciones representan alrededor del 24% de su producción, que es una cifra relativamente alta (alrededor del 50% en el caso de muchos países europeos más pequeños). Esto hace a Nueva Zelanda particularmente vulnerable a los precios internacionales de productos básicos y desaceleraciones económicas mundiales. Sus principales industrias de exportación son la agricultura, la horticultura, la pesca y la silvicultura. Éstas representan aproximadamente la mitad de las exportaciones del país. Sus principales socios comerciales son: Australia (20,5%), EE.UU. (13,1%), Japón (10,3%), China (5,4%)y el Reino Unido (4,9%) (2006). El turismo desempeña un papel importante en la economía de Nueva Zelanda pues aporta $12,8 mil millones, o el 8,9%, a su PIB total y ocupa a casi 200.000 personas a tiempo completo (9,9% de la mano de obra total en Nueva Zelanda) y se espera un incremento del 4% anual cada año hasta 2013 en su número.
El dólar de Nueva Zelanda es la moneda del país. También circula en las Islas Cook, Niue, Tokelau y la Islas Pitcairn. A veces es conocido informalmente como el Kiwi dólar.
A principios de la década de los 70, la adhesión del Reino Unido a la Comunidad Económica Europea contribuyó a que se produjera un estancamiento de la economía neozelandesa, que tuvo que orientarse hacia los países de América Latina y Japón

viernes, 16 de julio de 2010

Primer regalo (no entregado)

22 Junio ´10

Las Guardias dan para bastante, para mucho diría yo. Anécdotas e historias se suceden con puntual rigurosidad. A todos nos ha pasado algo, o nos han contado, o hemos visto… ser médico en el servicio de Urgencias es como un parapeto, uno tiene que llevar un chubasquero y hacer oídos sordos y poner cara de póker escuche lo que escuche.

Varios compañeros han recibido ya varios “regalos” por parte de pacientes anónimos que agradecen la atención prestada, una tradición que viene de años atrás y que está en desuso. Yo lo más cerca que estuve de tal, fue con una paciente en el Centro Salud, que en plena tarde de estío del verano pasado, volvió a su casa para traerme un Actimel para tener una tarde más llevadera, uno de esos gestos simbólicos que se guardan en ese cajón de sastre de recuerdos que forjan el día a día, donde también hay hueco para esa paciente, que hincando previamente la rodilla y simulando al jurado de “Se llama Copla” ondeaba al aire una cartulina al aire mientras me decía que mi puntuación era de un 10.

Suelen ser bombones, o incluso alguna flor si ha sido una doctora la que ha encandilado al paciente. Pero como había dicho, hasta la fecha, muchos han sido los usuarios de las Urgencias que se habían ido agradeciendo mi actuación, con una expresión muy utilizada “Buen servicio”, pero nadie había certificado las atenciones con un detalle que llevar a casa, que comer o regar. Esa iniciación en el arte del regalo parecía tener las horas contadas. Cuando la noche se echaba, el calor en Málaga se escondía y con ello la gente decide acudir en patrulla a las Urgencias, el padre de un paciente con una gastroenteritis me pillaba por sorpresa:


- Doctor, ¿usted también es como los cardiólogos y no le gusta el Whisky?
Mi cara de asombro debió delatarme
- Si doctor, de esos médicos que dicen que no beben Whisky
- Efectivamente- fue mi respuesta- Yo no bebo Whisky, soy más de Ginebra
- ¿Y cuándo tendrá su próxima guardia?
- Este domingo, ¿por?
- Este domingo me va a ser imposible venir porque estoy de viaje, pero vendré el sábado y me encargaré de que sus compañeros de relevo le entreguen la mejor botella de Ginebra que hay en el mercado


Atónito y a la espera de acontecimientos, llegó la guardia del domingo, y en el relevo, tan sólo me pasaron pacientes pendientes de las pruebas complementarias, pero nada con lo que pasar el mal trago de una dura guardia, pero al menos me queda el detalle no consumado de mi primer regalo no entregado


martes, 13 de julio de 2010

El milagro de la Vida: tito Juan



(12 Julio ´10)


Las cosas realmente importantes de la vida ocurren cuando uno no se las espera. Hace 8 meses cuadré agenda para estar de vacaciones en Julio para poder ver como mi hermana daba a luz, pero ha dado la paradoja y “dolorosa” casualidad, que un sueño mundialista me ha impedido ser testigo del regalo más grande de la vida

La vida es cuestión de prioridades. Esta entrada (la primera desde mi viaje sudafricano), estaba reservada a la gesta de la selección, a la madre de todas las victorias, al gol para los anales de Iniesta o a la entrega de un trofeo que no se borrará de nuestras retinas. Pero todo esto (que valga la redundancia, lo es todo), no es nada en comparación a la noticia que recibía nada más llegar a Barajas, todavía subidos al avión, cuando Juampi encendía su móvil ya que yo me había quedado sin batería y al otro lado de la línea se encontraban mis padres, que con un escueto y entrecortado: “Has sido tito”, debido a la emoción y las lágrimas, me anunciaban la noticia que llevaba 9 meses esperando y por la que hubiera pagado otros 2600 euros para poder haberla vivido en directo. Eran las 17:00h de un día que jamás podré olvidar.

El cansancio, la tensión, la adrenalina, el viaje, la alegría, la decepción de haberme perdido el momento más importante en mis 26 años… sentimientos plenamente enfrentados que me volvían a elevar de nuevo a unas nubes que había estado surcando en ese pájaro de metal minutos antes. No dio lugar a la despedida con mis compañeros mundialistas; una vez en tierra tocaba correr para poder coger un taxi que me llevara a Chamartín y poder coger el último tren que me permitiera ver en persona a Javier, esa diminuta persona, que aún sin conocerlo ni tocarlo, ya era parte de mi y lo quería con todas mis fuerzas.

Un viaje demasiado largo para mis deseos me llevaba a Linares-Baeza, esa musa ferroviaria para tantas canciones de Sabina, donde me esperaba mi padre. En menos de 48 horas, más de 7 en tren, 3 en bus, 22 en avión… nada de ello importaba, porque a mi regreso a Úbeda, ahí estaba él, aún con esa tonalidad sonrosada de los bebes, con ese tacto a polvos de talco, con esos ojos claros que se pierden en la inmensidad de la nada, en la búsqueda de focalizar colores, ruidos, caricias; con el polo de España celebrando que no ha nacido con un pan bajo el brazo, sino con un Mundial. Javier, el niño de mis ojos, el niño de los ojos de toda mi familia. El primer hijo de “mis hermanos”, el primer nieto de mis padres, el primer sobrino mío…
Se suele decir que todos los niños cuando nacen son iguales de feos; si te toca algo cercano, se suele decir que es guapísimo, que no hay niño igual, y aunque supongo que habrá quién no lo vea muy guapo, quién opine que es gracioso, yo lo veo como el bebé más guapo del mundo, con su eterna legaña en el ojo derecho, su sutil atisbo de llanto que no llega a producirse, su insinuosa sonrisa pícara cuando se le acaricia la cara, el bamboleo de su cabeza cuando surca el aire en busca de ser abrazado, su intento de succión materna, su polo de España, sus manos entrecogidas, sus pies sonrosados y muy grandes, su pelo pegado al cráneo, sus ojos cerrados que abre en busca de “ver” a quién le habla


Si alguna vez lees esto Javier, sabrás que tu tito se perdió lo que tanto quería ver, el momento de tu nacimiento. Seguro que cuando lo leas, estarás aburrido de escucharme como Casillas levantaba la Copa del Mundo en el Soccer City de Johannesburgo, te repetiré hasta la saciedad lo que sufrí con cada galopada de Robben, como me dejé la voz en el gol de Iniesta… estarás cansado de mis historias, de mi particular forma de ser un cansino, pero quiero que sepas, que vales mucho más que esta copa que ha unido a todo un país, que para mí Iniesta no es nadie a tu lado y para lo que necesites, aquí tendrás a una familia en general, y a un tito en particular, que estarán siempre a tu lado en este sendero, no siempre llano ni cómodo que es la vida

Y ahora amigos, llegó la hora de las presentaciones. Con todos vosotros, Javier









jueves, 8 de julio de 2010

Que los sueños sueños son

(7 Julio ´10)

Perdonadme queridos amig@s lectores si esta entrada no versa sobre la medicina, si no corrijo faltas de ortografía ni releo frases para comprobar que todo queda claro y entendible. Son las 1:27 horas de una calurosa madrugada en Úbeda, y no me canso de leer las ediciones digitales de los periódicos tanto nacionales como internacionales, mientras acompaño la lectura con la retrasmisión deportiva de la Cadena Ser. Una noche de miércoles que languidece entre la ola de calor que envuelve a la Loma, una noche de tantas que pasará a los anales de la historia de un país, de una reciente nación que ha encontrado en este pequeño “milagro” llamado fútbol el oasis de unión eterna.

Evoco mis recuerdos de un partido reciente que parece no haberse jugado jamás; me veo en casa de mis tíos Pepe y Fernan celebrando junto a mi padre con lágrimas en los ojos un cabezazo de Puyol empujado por 46 millones de españoles. Intento recordar ese momento, pero parece pertenecer a ese mundo onírico de la imaginación. Me pellizco y no siento nada, quizás por la emoción, quizás por la cerveza que ha bañado la dicha de sentirme parte de un grupo ganador, de un equipo que dejó atrás los complejos eternos, el lastre que soportaron generaciones y generaciones, entre las que se encontraron mis abuelos, que habrán visto desde el cielo (lo más cerca al paraíso de Durban) la exhibición de un deporte hecho arte. Recuerdo mi infancia a través del transistor de mi abuelo Juan, que celebraba los escasos triunfos del Sevilla; o las quinielas de mi otro abuelo Juan, que creció viendo ganar a los Gento y Di Estefano

Sigo anestesiado, pero lo leo en todas las ediciones: “¡Ya estamos en la final!”, “Visca España”. Debe de ser verdad y lo nunca visto es una realidad. Tantas lágrimas vertidas, tantos sueños rotos, tantos viajes a tierra de nadie para llegar al día del juicio final que tendrá lugar el 11 de Julio en Johannesburgo, en el Soccer City Stadium, donde la Sudáfrica de Nelson Mandela reescribió su historia y se dio a conocer al mundo. Cuando un euro es un dineral y la crisis somete a todo un país, el fútbol en general, y un equipo de 22 jóvenes deportistas que representan los valores más auténticos se han encargado de ser el opio de un país que late al ritmo de sístole-diástole, que canta, que corea, que empuja cada balón, que cuelga una misma bandera en todos los hogares de un país que en tiempos no muy lejanos de desangraba entre la división y el egoísmo, que exhala un último aliento que nos haga llegar a una cumbre a la que siempre hemos optado pero a la que nunca hemos podido ascender por nuestros miedos y complejos. El domingo es ese día, el día en el que los sueños se harán realidad, ante una Holanda temible que debería bailar al son que marca una selección rojo y gualda.

Pero el del domingo no será un partido más, y no lo será no sólo por ser la primera final en nuestra historia mundialística. Disculpen mi atrevimiento, pero dejadme que os cuente que la del domingo será la batalla de las batallas, y que yo estaré allí, en Sudáfrica, en Johannesburgo, con o sin vuvuzela, animando a un equipo, que pase lo que pase en los caprichosos 90 minutos que quedan para la conclusión del campeonato habrá ganado, que ha demostrado al mundo que el fútbol puede ser una oda continua, un gusto exquisito digno de ser expuestos en galerías de arte, lejos de la rudimentaria imagen de futbolistas sudorosos y encorajinados, obstinados en maltratar al esférico planetario que es el balón. Ahora que el sueño ya no entiende de marchas atrás, doy las gracias a esa temible guardia que tuve el día después del partido de Octavos contra Portugal, en ese Marca que compré con la esperanza de leer a lo largo del día, pero que terminé visualizando a las 6 de la mañana junto a Juampi, que vio el anuncio a página completa que anunciaba la oferta de la final. Quedaban aún Paraguay y Alemania, pero la idea que prendió fue cogiendo cuerpo, y ahora que celebro el histórico pase a la final, preparo el pasaporte a la gloria eterna, a esa final de las finales que se disputará este domingo a las 20:30h, un día y una hora que quedará, pase lo que pase en las retinas de una generación sin complejos que contaremos a nuestros antepasados que nosotros tuvimos la fortuna de vivir lo que estamos viviendo y que valoraremos cuando esto no sea rutina y los éxitos continuos del día a día nos dejen de sonreir

Estamos a 90 minutos de ser inmortales. Si perdemos seremos los mejores, si ganamos, inmortales


(valga como regalo este vídeo usado por Arbeloa para motivar antes de la batalla teutona)
Va a ser verdad, PODEMOS!!!!

martes, 6 de julio de 2010

¡Vacaciones!

(Julio)

Parecía que no iba a llegar, pero Julio, la “caló” y el verano ya están aquí, y con ello las merecidísimas vacaciones. Tras 8 años frenéticos en los que las vacaciones siempre han ido quedando mancilladas por exámenes en Septiembre, preparación del MIR, y el año pasado por tan sólo unos días de relax debido a la premura de la incorporación a la fauna laboral, parece que un mes entero de relax sea más que un oasis en medio del desierto, pero esa agua que parece que jamás tocará labios ávidos de sed, es una realidad incuestionable.

Vacaciones por lo tanto merecidas, a la espera del momento 9 meses esperado, el momento en el que Javier decida tomar su pequeña posesión en este mundo y llegar para quedarse. Mientras tanto, varios son los planes para engrasar una maquinaria oxidada de tantos trotes: Roquetas, Sevilla, familia, playa, piscina… Que así sea