jueves, 21 de febrero de 2013

Stop Deshaucios


Una de las cosas que más coraje da en una guardia de ambulancia es que te saquen a la calle a 10 minutos de terminar tu jornada de trabajo: que sean las 7:50h y hayas tenido una noche de frío y visitas a domicilio varias y suene el busca indicando una alta prioridad por intento autolítico. Toca salir de la litera a la que aún no te has acomodado en las pocas cabezadas que has podido dar, ponerte el abrigo y subirte a la ambulancia mientras miras los 10 minutos que faltan para terminar tu turno, al mismo tiempo que “lamentas” la mala suerte, ya que sabes, que tu jornada se prolongará más allá de las 8:00 aM cuando tanto el cuerpo como la mente te piden llegar a tu casa y descansar.

Finalmente y pasado el tiempo añadido de tu guardia, llegas al domicilio y te encuentras a la paciente algo aturdida por la ingesta masiva de benzodiacepinas. Es curioso el egoísmo del ser humano, ya que al abrir la puerta y tras ver que el panorama no se ajustaba a la extrema gravedad que te habían comentado desde la coordinación que te pasó el aviso al busca, uno tiene la sensación de manifestar su estéril frustración, ya que piensas que de haber tardado 10 minutos en ir no hubiera pasado nada, y en vez de tu equipo de guardia hubieran ido tus compañeros de relevo, ya que la paciente se encontraba sentada en el sofá de su salón con su hermana que fue la que avisó al dispositivo de Emergencias.

Finalmente decides morderte la lengua y tragarte el veneno de la falta de sueño. Exploras a la paciente, tomas las constantes, constatas que su exploración neurológica está dentro de la normalidad aunque esté algo aletargada, y cuentas el blíster de pastillas para saber cuántos miligramos se ha tomado del principio activo en cuestión, al mismo tiempo que decides trasladarla al hospital para que reciba el antídoto del carbón activado y la posterior valoración por el equipo de Salud Mental. Sales de la casa informando a la familia del plan a seguir y te das cuenta que una niña pequeña se asoma con timidez al quicio de la puerta del pasillo para informarse en la medida de lo posible de los extraños acontecimientos que se están produciendo tan temprano.

Y en la soledad de la parte trasera de la ambulancia durante el traslado, la paciente que pudiera ser tu hermana mayor te cuenta su historia entre lágrimas, su desesperación y el impulsivo acto que le ha llevado a intentar terminar con todo. Te indica que no puede más, que está sin trabajo, separada y con dos hijas pequeñas, que las deudas le están ahogando y que no puede pagar el piso por lo que tendrá que salir de él, llevándose sus cosas, a sus hijas y a su vida a un lugar sin coordenadas ni destino.

Y es en ese momento en el que das las gracias de no haber mostrado las molestias de haber recibido la orden de este aviso a 10 minutos de terminar tu guardia, de haber retenido el impulso de haber mostrado tu descontento al ver a la paciente.

Finalmente son más de las 8:30 de la mañana cuando dejas a la paciente en el hospital. Terminas tu guardia y vuelves a casa en tu coche pensando en la crudeza de la realidad social que viven muchas personas, mientras rescatas los silencios, las confidencias y las lágrimas vividas en la parte trasera de la ambulancia. Te tumbas en la cama cansado pero sin poder dormir, mientras rumeas lo sucedido y exclamas justicia social.

No podemos seguir tolerando esto: la corrupción en las altas esferas, los rescates multimillonarios bancarios, el pío pío yo no he sido de los políticos pillados con las manos en la masa, el abuso del poder de la aristocracia figurada…mientras el pueblo llano, el que trabaja e intenta levantar al país al mismo tiempo que intenta solventar su situación particular, recibe el peso inexorable de la ley, la tiranía de la letra pequeña de los Reales Decretos,…

#stopdeshaucios


6 comentarios:

  1. que historia mas triste..hay tanta gente que lo está pasando tan mal...muy bien descrito Toral, como siempre, impecable.

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  2. Se nota q el l post te ha salido de las tripas. corto pero contundente. y ademas buen medico por saber encajar correctamente la mala hora del aviso.enhorabuena!

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    1. LLeno de ácido biliar. En ocasiones se agradecen los silencios!

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  3. Guillermo Largaespada Pallaviccini22 de febrero de 2013, 22:50

    Tristeza y rabia. Hay que pasar a la acción a todos los niveles.

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  4. ‏@Asambleadealpe7 de marzo de 2013, 13:06

    Muchas gracias. Es sangrante #ILPnosetoca

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