martes, 20 de octubre de 2009

Recogiendo los primeros frutos

(escrito 18 Octubre de 2009)
Sin apenas tiempo para echar la vista atrás, ya son cinco los meses trabajados. Meses de novedades continuas, donde las lágrimas se enlazan con sonrisas, donde el fracaso antecede al éxito y donde caer significa levantarse. Analizando muy por encima las últimas entradas del blog, éste pudiera dar una visión errónea, de problemas, pérdidas y dificultades. Cierto es que los hay, pero también es cierto que lo positivo gana y además por mucha diferencia a lo negativo en esta travesía corta de R1.

Hoy quiero lanzar una entrada positiva, de agradecimiento a los pacientes que me hacen sentirme bien, en este saber quieto, silencioso, que parece no estar ocurriendo.

La Poli del Carlos Haya es el santuario de todo R1 que se precie a crecer. El ruedo, el cossio, la catedral en la que se oposita para aprender pluripatología, en un curso acelerado de supervivencia. Recuerdo mi primera guardia de mirón con el ausente Tudor; aquel día, todo eran lagunas, todo eran temores. Donde había pacientes, yo veía montañas inalcanzables. Cuesta cambiar el chip de estudiar mecánicamente, de no ver enfermedades sino preguntas tipo test, y lo cierto, es que gracias a la curiosa metodología que se imparte en Málaga, aquí era espabilarse o quedar rezagado. Cinco meses después, y sin poder dejarse llevar por la euforia, ya se van dominando los tempos, ya se van tratando pacientes con seguridad y confianza, y sobre todo, ya hay lugar para pinceladas de artista.

Hay un axioma en Medicina que dice que lo que no se sabe no se puede diagnosticar. Debe de ser que sabemos mucho más de lo que creemos, porque en la Guardia de este sábado, llámenlo azar, llámenlo sapiencia, conseguí diagnosticar un tromboembolismo pulmonar, sin nunca antes haber visto uno, sin saber exactamente qué hacer para llegar a su encuentro. Doble gusto, porque la paciente había estado un día antes en Urgencias y había sido vista por uno de los adjuntos (además de los buenos de verdad), pero entre la fase inicial de la enfermedad y la ambigua clínica, hoy acudía con un diagnóstico equivocado de Pielonefritis. Va a ser verdad que la tan venerada historia clínica es igual o mucho más importante que las ultramodernas pruebas diagnósticas, porque apoyado por la anamnesis y la exploración, salí de esa primera entrevista con la corazonada de que algo grave tenía la paciente, con una clara sospecha de Tromboembolismo Pulmonar, TEP que se confirmó y por el cual fui felicitado por la adjunta de turno, salvando (quién sabe) la vida de una de esas personas que son el principal objetivo de las Urgencias, distinguir la aguja de la gran cantidad de paja que colapsa el Hospital.

Cierto es que un diagnóstico de esos de campanillas sube la moral, pero me quedo con dos detalles menos llamativos pero para mí de mucho más valor, y son el agradecimiento de los pacientes, el hacer que pese a las largas horas de espera de las Urgencias, donde se sabe cuando se entra pero no cuando se sale, se despidan con una sonrisa y con un sincero agradecimiento. Emociona escuchar de la boca de una viejecita que llevaba 6 horas pendiente de estudio para despistaje de una trombosis venosa profunda, que quería terminar de ser vista por servidor, que era su médico, el que le había recibido, antes que por uno de esos sustitutos (refiriéndose a nuestros padres en la Poli, los Médicos Adjuntos). Un agradecimiento sincero y gratuito que no tiene precio.

Cinco meses como decía, en los que la mayor satisfacción, aunque suene cursi, es haber recibido la sonrisa de una paciente con Alzheimer. Totalmente desconectada del medio, su hija me había comentado que hacía tiempo que no veía sonreír a su madre. Esa tarde, mientras estaba yo con ella, conseguí arrancarle dos sonrisas, conseguí que sus labios dejaran a un lado el vacío en el que se encuentra inmersa para esbozar una sonrisa, el premio hasta la fecha que mejor guardo en mi interior.

Y es que como dijo un día un buen amigo, seguimos creciendo, lenta, pero imparablemente.

1 comentario:

  1. Carmen Mª Toral Sánchez30 de octubre de 2009, 16:45

    Enhorabuena, es para estar orgulloso.
    El que vale, vale.
    Muak

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