(Noviembre ´10)
Sin lugar a dudas unas de las rotaciones (no hablaré en singular por no ofender al resto de las realizadas hasta la fecha) que más aporta de cara formativa para un médico en general, y uno de Familia en particular.
Y es que la Observación de un hospital de referencia como es el Carlos Haya da para mucho, ejerciendo como el punto de peaje por el que todo paciente de gravedad importante debe pasar. Por decirlo con un símil acorde con la polémica actualidad uno allí se puede sentir como un controlador aéreo, decidiendo que paciente puede seguir allí, cual se va de alta, quién debe de ingresar en planta (previo intercambio dialéctico con el especialista de turno), tramitar la derivación a algún hospital periférico…
Pero lejos de todo el papeleo burocrático que tan poco grato suele resultar y algún que otro calentón te da, este mes sirve sobre todo para actualizarte en la patología realmente de Urgencias, ya sea en su concepto teórico, pero sobre todo en el práctico. Cada vez que la puerta se abría y entraba el dispositivo anaranjado del 061 o el azulón del DCCU, era una oportunidad para aprender directamente del paciente y de su patología: código ictus, politraumatizados, accidentes catastróficos, tromboembolismos pulmonares, mucha descompensación cardiaca que ya acude con un edema agudo de pulmón comprometido, infartos, anginas de pecho, cuadros desorientativos, arritmias cardiacas donde la fibrilación auricular y el flutter son las estrellas, hemorragias digestivas, neumotórax, pacientes en estado terminal… una macedonia clínica que no entiende de especialidades y que te obliga a intentar al menos ser una esponja para absorber la mayor parte de lo visto.
Aprendes a prescribir, te adentras en la medicación intravenosa, en los bolos y perfusiones tan poco dados a emplearse en la puerta de Urgencias, empiezas a escuchar aparatajes como BiPAP o CPAP, tienes en cuenta la diuresis, la curva de temperatura… , transmitir malas noticias y ser tú el que pase el mal trago junto a la familia, aprendes a evolucionar a un paciente que si al día siguiente sigue allí es tu paciente, tienes la relativa tranquilidad que no hay en la puerta de poder dialogar con ellos si su estado lo permite y conoces a personas ypersonalidades dignas de ser descubiertas, pudiendo tratar temas tan diversos como la muerte, la homeopatía, o la medicina china a la que un paciente también médico era adicto.
Un mes en el que te vas con la sensación de llegar a entender y saber tratar una patología, como el edema agudo de pulmón que me puso en jaque mate en mi primera guardia de Observación cuando me despertaron en mi turno de dormir y me encontré con un paciente que me desbordó y que terminó requiriendo la presencia del Adjunto de turno.
Pero aparte de todo esto, la rotación de Observación da sobre todo para adentrarte en la práctica más práctica, en el trabajo manual. Tres cardioversiones, todas ellas exitosas; una laparocentesis en un paciente cirrótico (la primera que realizaba); muchas maniobras de reanimación cardiopulmonar con masajes cardiacos, demasiados pacientes que se fueron entre mis manos y las del resto de compañeros que nos turnábamos mientras la medicación no le hacía efecto y nuestros intentos se hacían en balde; intentar mecanizar la toma de una vía central; revertir una FA a ritmo sinusal con amiodarona; perfeccionar y jugar con la aerosoleterapia para el manejo de un paciente bronquítico…
Y es que había mañanas en la Observación en la que el trabajo dejaba de parecer trabajo y se convertía en una clase magistral de Patología Médica en la que los pacientes ya no eran hojas con letra pequeña de libros y los profesores no eran aquellos semidioses subidos a una tarima de la facultad de Granada y eran los compañeros Adjuntos dispuestos a resolver cualquier duda surgida tanto con un paciente o en el estudio en los ratos en los que había un respiro.
Un mes que ha podido resultar el aperitivo al resto de mi vida profesional, o puede que no, pero que al menos me ha servido para darme cuenta de que el día que elegí estudiar medicina no me equivoqué
Me alegra que disfrutes con tu profesión, sigue aprendiendo y seguro que seras un gran Medico
ResponderEliminarLa verdad es que da gusto leerte! Eres un apasionado de tu profesión, disfrutas con ella y nos haces disfrutar al mismo tiempo a tus lectores, eres ese torrente de optimismo que a algunos nos falta en nuestros trabajos!. La verdad es que me da una envidia muy sana ver que eres tan feliz con lo haces!.
ResponderEliminarSigue así y no pierdas ese entusiasmo que te hace tan especial y que apreciamos todos los que te conocemos.
Por cierto, eres un referente en mi vida, aunque creo que nunca te lo he dicho. Es mucho más fácil hacerlo a través del anonimato que me da tu blog.
ResponderEliminarHacía tiempo que no me decían algo tan bonito
ResponderEliminarPese a tu anonimato, deja que te de un consejo: no me pongas como referente y aprende con tus errores y aciertos
Feliz Navidad!!!