lunes, 9 de mayo de 2011

Nos vimos en el camino


6 Mayo ´11

Érase una vez hace mucho tiempo…los caminos se bifurcaron.


La vida, ese sendero de rutina diaria que ve cortada su monotonía de manera abrupta con cada gran cambio que varía el rumbo de los destinos, actuó con uno de sus golpes maestros hace ya 9 años. Corría el 2002 cuando tocaba cambiar de ciudad, volar, hacerse mayor. La selectividad nos puso una etiqueta que nosotros nos encargamos de canjear a modo de elección y los compañeros del bachiterato (algunos de ellos arrastrados desde Primaria) de la SAFA de Úbeda emprendimos un camino para empezar a gobernar nuestros sinos. Recuerdo nombres de compañer@s y amig@s que por un motivo u otro marcaron la época estudiantil en la ciudad de los Cerros: mis inseparables Agustín y Antonio, la vena de Javi, los prontos de Jesús Sánchez, el intercambio de cromos con Jesús Manuel, el regate de Javi Rollán, los discursos con Macarena, la compañía de Palomino, la grandeza del Sevi, la anarquía del G4, la sonrisa de alguna que otra que durante algún tiempo anhelé que fuera producto de algunas de mis bromas, los cumpleaños con Isa Valle y Carmen Salas, el díscolo Franmy, las imitaciones de Martín, el nervio de María Dolores, mis compadres Tapia y Vilches, las viejas rencillas ya cicatrizadas con el Cordo, las fiestas de cumpleaños en casa de la abuela de Mari Loli, la gran Celia que a todos nos hacía pequeños, la colchoneta de Ana Lechuga, el 44 de Ana Belén… Nombres y nombres que podría seguir citando, hay tantos que se haría eterno. Conocidos que la cercanía hizo amigos, amigos que en la distancia se han convertido otra vez conocidos, personas a las que no se les pierde la pista gracias a las redes sociales y que cada vez que voy a Úbeda vienen a mi mente.


Teresa bien podría estar capitaneando puestos de honor en esta lista de recuerdos y retales. Con su oscuro humor, con su vigoroso pronto, con su nerviosismo ante cada examen, con ese sentido supremo para la responsabilidad ante tanta pachanguilla, con esa bofetada en las tablas de “El sueño de una noche de verano”, con ese movimiento de caderas bailando salsa que tan útil me fue para sacar un sobresaliente inmerecido por mis escasas dotes de bailarín.


Pero llegó la selectividad, y cada caminante hizo camino al andar. España se fue poblando con cada uno de nosotros, luego Europa recibió a algún que otro de Erasmus…


Yo me refugié a los pies de la Alhambra donde cursé (o mal cursé) Medicina.


Teresa hizo lo mismo pero a los pies de la Mezquita


Y el destino hizo volver a juntarnos 8 años después, en la misma ciudad, siendo los mismos pero diferentes, ya no de estudiantes sino como presas del mundo laboral. A lo largo de este último año hemos coincidido en varias guardias, pero el pasado viernes allí nos encontrábamos juntos como si estuviéramos sentados en los pupitres de madera de las clases de Secundaria pero al otro lado del estrado, en la Unidad de Salud Mental de El Limonar dando una sesión clínica conjunta, ella hablando sobre el trastorno de ansiedad generalizado, yo sobre el trastorno de pánico. Dos ubetenses underground a los que la vida volvió a aproximar. Una bonita coincidencia y un placer haber dado esta sesión clínica contigo Teresa.


Y es que un hombre que olvida su pasado no tendrá futuro y tú me has hecho recordar el mío.


A todos los que un día estuvieron compartiendo clases, sueños, pasado… nos vemos en el camino


POSDATA: si alguien quiere que le pase mi sesión no tiene nada más que decirlo (juatorsan@hotmail.com)

1 comentario:

  1. Juanito! Gracias por tus palabras. Siempre te has defendido bien entre letras y sentimientos. Gracias por acercarme a los niños que fuimos. Me alegro de que seamos de nuevo Compañeros de momentos. PS. Lo único que se te ha olvidao recordar es la cebolla! jiji Sinvergüenza! jijijijijiji

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