martes, 17 de mayo de 2011

Despedidas Urgencias: Sala B


(16 Mayo ´11)


Definitivamente, vamos quemando etapas. El tiempo, el cual pareces empeñados en verlo como algo estático avanza con suma rapidez entre la lentitud del día a día.


Hoy era mi última guardia en la sala B del Hospital Carlos Haya (tiempos atrás también llamada sala de yesos y curas). En las primeras entradas de este blog ya expliqué su funcionamiento (ver entrada Sala B: una de cal y otra de arena)


De pena dejar atrás cosas con las que has sido feliz sintiéndote realizado. Pena y vértigo al ver que ya has recorrido justo la mitad de esta travesía llamada MIR. Hace dos años acudía a mi primera guardia de Sala B con el desconocimiento y el temor de enfrentarme a lo desconocido: luxaciones, fracturas, suturas, quemados…


Dos años después el miedo ha dejado paso al respeto que jamás hay que perderse pero me marcho con la satisfacción de haber realizado muchas cosas que cuando empecé me parecían un mundo por explorar: realizar una amplia gama de vendajes, haber realizado artrocentesis (punción de rodilla para extraer líquido), férulas, sindactilias, inmovilizaciones, reducción de articulaciones, curas de quemados, exploraciones articulares… he suturado heridas con las que antes no me hubiera atrevido, he valorado heridas terroríficas, de cortes con radiales, de avursiones, de desgarros tendinosos… y sobre todo he aprendido de cada paciente, con sus historias, con sus dolencias, con sus dimes y diretes, con algunos motivos inventados para acelerar una radiografía o buscar un pase con el Traumatólogo….


Aprovecho esta entrada para agradecer a tod@s l@s Adjunt@s con los que he compartido tardes de Sala B que siempre se han mostrado dispuestos a enseñarme cosas, a valorar una radiografía, a impartir docencia… También al cuerpo de enfermería que me ha corregido fallos a la hora de realizar un vendaje, que ha tenido la paciencia de explicarme las veces que hicieran falta la mejor manera para aproximar unos bordes y realizar una buena sutura… Me acuerdo de la artrocentesis con Mori, de mi iniciación dando puntos con Israel, de la banda sonora que es esa enciclopédica anatómica que es Patricio…


Dos años de mi vida que han puesto un punto y final (quién sabe si aparte) a las 22:00h de esta noche cuando le pasaba el relevo a Paqui tras volver de su hora de cena, en la que me he despedido con una fractura de huesos propios nasales y una fractura en la falange distal de un cuarto dedo.


Dos años en los que cada tarde de guardia he aprendido algo nuevo, por insignificante que fuera; una nueva técnica, un simple consejo para aliviar el dolor o favorecer mejoría, el recordatorio anatómico del cuerpo humano…


Dos años llenos de historias que quiero concluir con este relato que ilustraré con el paciente que más me ha impactado a lo largo de este tiempo. La foto puede resultar desagradable (lo es) y la historia es aún más, pero en ocasiones la realidad supera la ficción y que demuestran el noble arte aprendido en la sala B. Un paciente con un tumor epidermoide en la piel del cráneo; un cuero cabelludo desplobado y comido por un tumor, unos gusanos que salían al exterior en su intento y misión de “comerse” todo el tejido muerto y patológico de la enfermedad, una cura impactante y un paciente que dio su total consentimiento para la realización de dicha foto. Uno de esas personas anónimas que ilustran un arte que en ocasiones se hace llamar Medicina.



Muchas gracias a todos

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