Pues como te habrás dado cuenta estas tres últimas entradas no tienen nada que ver con la Medicina.
El incienso ya pernocta en el ambiente y las cornetas rompen el silencio de la madrugá. No es fácil ser de Úbeda (y sentirse ubetense y semanasantero) y y ver los preparativos de la Semana grande desde la distancia. Sevilla, Córdoba o incluso la cercanía y opulencia que me puede ofrecer la Semana Santa de varal malagueño pudieran resultar una tentación, pero mi mente ya anhela el momento de terminar el sábado a primera hora la guardia y acudir al reencuentro de las tradiciones de la rutina de cada año. Disfrutar de la familia de Madrid que en estos días inunda mi casa, ver como en cada puerta del hogar descansa una capa dorada que mi madre lleva desde hace días preparando a conciencia, comprobar como a mi padre se le quiebran los ojos tras su capirucho cada Domingo de Ramos cuando las puertas de la Trinidad se abren, despertarme a primera hora de la mañana del domingo por la banda de cabecera del Borriquillo que entona esas marchas tan nuestras...
Quizás nunca hayas ido a Úbeda por Semana Santa. Si es así, aprovecho esta entrada para que le des una oportunidad a tus sentidos para que se enamoren durante estos siete días de magia y magnetismo
Por fín llegó la Semana Santa Hágase su voluntad...
Con esto que cuentas...creo que tendré que dejarme caer por Úbeda en alguna de mis vacaciones!!
ResponderEliminarLa verdad es que últimamente por cosas del destino si que he estado viendo más cosillas de esa tu ciudad y creo que es un destino a tener en mente.
Besitos.
Que siempre seas asi.
ResponderEliminarTe estamos esperando con los brazos abiertos
Un beso