Era
la primera vez que su mirada perdida y desubicada se cruzaba con la mía. Había
acudido a la consulta acompañado de un amigo que según lo visto era sus pies,
sus manos y su intérprete. Era nuevo en el cupo, y sus miedos delataban que también
era nuevo en el país. Según me dijo llevaba dos semanas en Málaga y venía para
hacerse un chequeo médico, me explicaba su compañero mientras él parecía entre
sorprendido y maravillado de ver los aparatajes rudimentarios que forman el
equipo para las exploraciones complementarias en una consulta de Atención
Primaria.
Intento
recabar en la historia, tarea complicada por la nula colaboración del “usuario”
y el spanglish de la persona que acude con él. Es de Nigeria, desconoce tener
enfermedades y quiere un chequeo, es el resumen del primer acto médico. Dejo
reflejada en la historia informatizada la poca información que recabo y
solicito una analítica de control. Les explico los pasos a seguir, y una
pregunta me sorprende a modo de despedida:
-
Doctor, no
papeles. ¿No médico? Dicen que tenemos que pagar. Yo no dinero. ¿Cuánto? ¿Y
todo de golpe? ¿Cuándo? Eso no ser posible- me aborda de manera desesperada.
Es
curiosa mi desidia actualizada día a día, pero no soy capaz de responder con
seguridad ninguna de sus preguntas. Trabajo en una zona necesitada de
transformación social, en uno de las barriadas más conflictivas y deprimidas de
España (Palma-Palmilla) que coquetea con el Bronx newyorkino. En una mañana
normal, en el cupo de 42 pacientes acuden 4-6 africanos, 2 sudamericanos, 4-5
de Europa del Este y un buen número de gitanos sin trabajo, sin los papeles en
regla, sin tarjeta…Buena parte de la labor asistencial consiste en arreglar
problemas, en rellenar burocracia…pero paradójicamente y pese a ser el caballo
de batalla con el que lidio todos los
días no consigo responder a la pregunta inmediata que los angustia y asfixia.
-
Me da la
impresión que ni ellos mismos saben ni lo que van a hacer, ni cómo, ni cuándo…
Cada día se inventan algo nuevo.- Es mi torpe respuesta a modo de
excusa.
La
pareja de nigerianos se va de la consulta con su analítica de control, como
podría haber sido con un tratamiento antirretroviral imprescindible, con la
permetrina para tratar una escabiosis o con una cita para el especialista de
turno.
Antes
de que el siguiente paciente entre y con sus problemas deje a estos dos sin papeles en un segundo plano, pienso
sobre las “soluciones” que desde el Gobierno se están imponiendo para salir de
esta crisis global y ficticia creada por la especulación de unos pocos y que
terminamos pagando la inmensa mayoría. Creo ver tan claro cómo están dando
palos de ciego a una inmensa piñata que simula ser el pueblo que me hierve la
sangre al ver la pasividad con la que nos desangramos y ponemos el otro bazo
para que sanguijuelas con esmoquin y pajarita sigan llenándose los bolsillos al
grito de sálvese quién pueda.
Decisiones
apocalípticas y agresivas que lejos de solucionar el panorama nos adentrarán en
un páramo desértico en la que el poderoso tendrá más poder y los humildes
bajarán al inframundo de las penurias. Tumores que no recibirán quimio, células
que proliferarán destruyendo tejidos pero también dignidades, enfermedades
contagiosas que no encontrarán cortafuegos para propagarse, tensiones y
glucemias sin tratamiento que llenarán de ictus las casas de familias que se
desestructuran, asilos vacíos por no poder pagar el prohibitivo precio.
Universidades sin mentes a las que formar, corderos dóciles que faciliten la
tarea de los talibanes de los Partidos Políticos que nos someten con la moderna
y maquillada Democracia.
En
plena irritación alguno de estos textos me ha servido de libro de cabecera:
Y para terminar una foto
elocuente que es la respuesta de un "experto en Bioetica" de la Comunidad
de Madrid ante una carta de un medico por la objeción de conciencia a la nueva
Ley...
Juro, yo juro, que nadie me impondrá una
ética que se salga de los intereses que yo considere justos. Juro tratar a
todos por igual. Juro no contaminarme de esta epidemia universal marcada por
los mercados que sirve de excusa para políticos deseosos de terminar con lo
público y potenciar el sector privado. Y lo juro sin tener que cruzar los
dedos. YO JURO.
“Pero
la Salud es un derecho UNIVERSAL, por eso hemos jurado atender sin discriminar
y lo vamos a seguir haciendo. Porque curar no es tan solo nuestra obligación,
también nuestro derecho”
Firma en
Firmado!
ResponderEliminarFantástico!!!
ResponderEliminarMuchas veces ''no es lo que uno quiere, sino lo que puede o le dejan'', Ojalá que siempre puedas cumplir tu juramento (y que conste que no lo digo porque no crea en ti, sino porque no creo en la justicia ni en la política)....
ResponderEliminarTocará ejercer "resistencia"
EliminarCruza,cruza los deditos...
ResponderEliminarMuchas gracias en nombre de todas las personas que defendemos el #DerechoaCurar. Un saludo
ResponderEliminarSí, Juan. Juro contigo y tampoco entiendo la pasividad. Esto no se trata ya de política, se trata de valores. Tan mal estamos, tan en lo profundo, que ¿importa más un partido de fútbol que medidas que discriminan y destruyen los principios básicos de nuestras vidas? Es curioso, todos nos repetios en uno u otro blog: A todos nos hace felices ver pacientes, a todos nos gusta ayudar. Cruzo los dedos contigo.
ResponderEliminarTu última entrada del blog es un complemento perfecto para esta. Dentro de menos de lo que creemos, nosotros podremos ser los inmigrantes ilegales. Suenan las alarmas pero estamos distraídos con otras cosas
EliminarMe ha encantado tu comentario, felicidades...somos muchos los que nos hemos ido sumando a la objeción desde que pusimos en marcha la iniciativa en el Congreso Semfyc de Bilbao.....estamos en un momento en el que hay que definirse como médicos de personas....independientemente de su raza, color, situación laboral, o que tenga o no papeles....
ResponderEliminarMuchas gracias. Un saludo.