miércoles, 1 de agosto de 2012

De record Guinnes y cara dura: "Inventor" de artículos científicos

Pues la verdad es que siempre me ha dado cierto repelús todo lo que rodea a uno de los avances más "remunerados" de los tiempos modernos, la Medicina Basada en la Evidencia.

He asistido (o visto obligado) a varios cursos para profundizar en este tema y lo he hecho desde diversos ámbitos: Unidad Docente, portalEIR, Máster...

Siempre he creído (erróneamente me crucificarán los eruditos y entendidos sobre la materia) que esto de la MBE y el afán en publicar no es Medicina y que por lo tanto no tiene que ser una obligación ni un handicap para desmarcarte en méritos y currículum del resto de compañeros de profesión. Creo que la Medicina real es la del día a día, la de la consulta, los pacientes y los problemas a los que uno se enfrenta para intentar resolverlos. Debo de reconocer que he asociado a los autores que publican en un número "industrial" con médic@s aislados de la realidad del día a día y de la labor asistencial, pero como diría el dicho: hay gente pa tó.

Pese a que no sea una cosa que me llene plenamente he hecho mis pinitos y ya ha hecho 5 publicaciones (ninguna en revistas de impacto) y estoy a la espera de que me aprueben otras dos.

Pues bien, he leído tan sorprendido como irónico una noticia que recientemente ha salido publicada en el diario El País bajo un título elocuente: "Inventor" de artículos médicos. Como quién fabrica piezas en una cadena de producción, hay gente visionaria capaz de ver negocio en el fraude de la ética. El tal anestesista, Yoshitaka Fujii tiene en su haber el haberse inventado 172 artículos, que ya tiene su mérito y un poder de imaginación digno de alabanza, que le otorga el dudoso "récord Guiness".

Yoshitaka Fujii, un anestesista japonés, se ha hecho con el poco honroso título de investigador más fraudulento de la historia de la medicina, por delante del alemán Joachim Boldt. Fujii se inventó un total de 172 artículos científicos entre 1993 y 2011, según una conclusión hecha pública a finales de junio por un comité de expertos creado por la Sociedad Japonesa de Anestesistas para analizar el caso, que, entre otras irregularidades, detectó la falta de los datos de los supuestos pacientes y de evidencias de que se administrara algún tipo de medicación. El japonés publicó sus investigaciones fraudulentas en más de una veintena de publicaciones especializadas, como British Journal of Anaesthesia, International Journal of Gynecology and Obstetrics y Clinical Therapeutics.
“El número de artículos inventados asciende a 172. Solo tres han sido verificados como auténticos y en 37 no ha podido probarse si son inventados o no”, señalan las conclusiones del comité. Explican que el número de animales y de pacientes que recogen los estudios es distinto del que figura en los registros institucionales. “Para que fueran aceptados fácilmente por las publicaciones, se inventó en la mayoría de sus artículos que había estudiado un gran número de casos en ensayos aleatorios controlados con sistema de doble ciego”, dicen. Señalan, no obstante, que algunos de los estudios más antiguos de Fujii pudieron haberse hecho de “forma adecuada”.
El informe asegura que Fujii no especificó en sus documentos “el nombre de las instituciones y el periodo de estudio (…) para poder esgrimir que ‘los datos fueron obtenidos en un hospital en el que trabajó previamente o en un lugar en el que tuvo un empleo a tiempo parcial”.
Fujii usó sus artículos científicos para trabajar en la Universidad y recibir fondos públicos para sus estudios, para hablar en dos seminarios y para optar cinco veces a los premios académicos de la Sociedad Japonesa de Anestesistas; aunque no fue seleccionado.
El comité afirma que lo que ha hecho el japonés es igual que si “alguien se sentara en su mesa de despacho y escribiera una novela a partir de una idea de investigación”, según ScienceInsider, un servicio de noticias de la revista Science, que pertenece a la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. El caso podría desembocar en un número récord de retirada de artículos científicos pertenecientes a un único autor si las revistas, como parece probable, deciden rechazarlos ahora, según la misma fuente.
El escándalo del investigador japonés es el mayor y más reciente que afecta a la comunidad científica médica, pero no es en absoluto el primero. En 2009 se descubrió que Scott Reuben, especialista en tratamiento del dolor agudo, entonces en el Baystate Medical Center de Massachusetts, había inventado datos y malversado fondos; por lo que fue condenado a seis meses de cárcel. A este siguió el fraude del alemán Joachim Boldt, también anestesista, quien en muchos de sus artículos no contó con las preceptivas aprobaciones de los comités éticos y falseó datos al menos en un estudio. Alrededor de 90 de sus artículos han sido retirados, un récord que con seguridad será batido por Yoshitaka Fujii.
La Sociedad Japonesa de Anestesistas concluyó que los coautores de los artículos de Fujii no eran conscientes de las prácticas fraudulentas de este, salvo en un caso, Hidenori Toyoka. En algunas ocasiones, Fujii incluyó junto al suyo nombres de supuestos colaboradores sin que estos lo supieran, e incluso falsificó sus firmas. Aunque las revistas exigen ahora la rúbrica de todos los autores, Fujii ha asegurado que envió sus artículos sin las otras firmas porque los editores de las publicaciones no se lo exigieron.
Fujii fue expulsado como profesor asociado de anestesiología en la Facultad de Medicina de la Universidad Toho (Tokio) en febrero. La universidad tomó la decisión después de que la credibilidad de sus publicaciones en el extranjero fuera puesta en duda en agosto de 2011. Toho abrió una investigación el mes siguiente y halló ocho artículos en los que Fujii falseó datos y recogió ensayos clínicos hechos sin aprobación del comité ético.
Desde 1970, un total de 2.200 artículos han sido retirados por las publicaciones científicas en todo el mundo, de los cuales Reuben, Boldt y Fujii —si se incluyen los 172 del japonés— copan 285. El 13% del total, según el blog especializado Retraction Watch.

Ya he asumido que no seré reconocido internacionalmente por mis avances en la investigación médica, que jamás ganaré un premio y que no seré el que encabece la bolsa de contratación inflada por puntos por estos menesteres, pero al menos todas las noches podré dormir tranquilo sabiendo que mi nombre nunca se asociará con el de Reuben, Boldt y Fujii, bandoleros de la Ciencia

6 comentarios:

  1. Vaya olvidé hablar de este tipo de cosas en la clase del máster! ;-)

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  2. dices: "esto de la MBE y el afán en publicar no es Medicina" creo que mezclas dos cosas distintas...

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  3. una cosa es la MBE y otra los constructos publicológicos engañosos (y delictivos) :)

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  4. RATA DE ALCANTARILLA!

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  5. Dejamer dar un paso mas...

    ¿Y los presuntos autores de articulos y trabajos que solo aparecen porque son los jefes, o porque se les deben favores o menciones? ¿Eso no es fraude?

    Bien dicho.

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