(1 Julio ´11)
La del viernes fue una gran noche. Una de tantas sin plan preestablecido, una decisión sobre la marcha, un cambio de planes, un viaje en coche con inmejorable compañía de la patrimonial Baeza y una visita inesperada con reencuentro incluido con viejos (pero cada vez más verdaderos) compañeros y sobre todo amigos de Granada. Un pueblo, Ojén (al lado de Marbella), y un festival de música como excusa (Ojeando). Un cartel de lujo formado por Miss Cafeína, Triangulo de Amor Bizarro, Dorian y Supersubmarina.
Empeñados en viajar al extranjero, en conocer lo desconocido, en perdernos en culturas ajenas y territorios hostiles a veces descuidamos los pequeños tesoros que nos rodean. Ojén es un ejemplo de ello. Un pueblo pequeño encaramado en lo alto de un cerro que hace de itsmo con la opulenta Marbella que esconde un sinfín de recovecos a descubrir, de cuevas, de empinadas cuestas que llevan hasta miradores inmensos, infinitos que se mojan los tobillos con el mar del Mediterráneo que a lo lejos lo baña todo.
Y en medio de ese paraíso descubierto de la nada a modo de pueblo añejo que encuentra su esplendor en las típicas fiestas de verano, los acordes de las guitarras eléctricas rompen el silencio de la ruidosa noche en Ojén. Miss Cafeína se encarga de abrir el telón, de romper la espera, de dar por inaugurada la noche de un festival del que el año que viene acudiré con todas las de la ley, con mi tienda de campaña, con mi pernocta nocturna, sin la preocupación de tener que coger el coche, sin prisas para degustar el arte hecho música.
Una velada entrañable que sin duda trajo la confirmación de Supersubmarina, ese grupo que atrás dejó su inocencia velada de antaño comprobada en anteriores conciertos, que se ha hecho mayor de edad, que tiene derecho a voto y sobre todo mucha voz en el panorama artístico actual. Un grupo de individualidades que creyó en un imposible con los antaños “Inflamables” que se han ido modulando hasta llenar cualquier escenario al que se encaramen. Con su ritmo virginal cientocero, con la consagración electroviral, con su compás de tres por cuatro, con su baile pegadizo y sus melodías que repiquean en la memoria. Con la voz genuina y la imagen de galán descuidado de Jose el chino, con la energía que transmite con la batería Juancha, con el porte de Sir inglés de Jaime y con el alma callada del grupo en la figura de un Pope, este conjunto de individualidades encuentra en la armonía de su equilibrio insostenible la fórmula que ya ha empezado a hacerlos grandes. Tras el éxito inicial, la victoria de lo improvisto se ve tentada a caer en el olvido; lo difícil es la consagración, el dar el palmetazo sobre la mesa que anuncie que has llegado para quedarte, y sin duda ellos han reservado sitio en el edén de los elegidos gracias a su nuevo EP “Retroalimentación” que los ha confirmado como grandes, un hecho que cualquiera puede confirmar si se decide a verlos actuar, en carne y hueso, sobre unas tablas que les vieron gatear y sobre las que ya discurren con velocidad de crucero. Con todos ustedes su nuevo EP.
Nos vemos en la carretera
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