jueves, 4 de febrero de 2010

Rotación II: Enero ´10: Paliativos

(1 Febrero ´10)


Aunque a veces se nos pueda ir la cabeza pensando que podemos llegar a ser cuasiDioses y salvar vidas que penden de un hilo, la Medicina puede llegar a ser una gran mentira, en la que en muchas ocasiones (quién sabe si por desgracia demasiadas), tan sólo el tiempo y el azar saben el destino final de un paciente que pone toda su fe en manos de los eruditos.

La rotación por Paliativos es un alto en el camino para reflexionar sobre la eterna dicotomía vida vs muerte, un debate ético sobre la dignidad del paciente ante los últimos momentos de su vida, en un homenaje póstumo a los pacientes que día a día dejan su cama aún fría por la pérdida a otros compañeros de viajen que elijen la planta de Paliativos para abandonar esta aventura llamada vida sin dolor ni sufrimiento.

Una rotación que pese a su crudeza y dar de bruces con la triste realidad ya que hay muchos pacientes por los que no se puede hacer nada y llevan escrito en su rostro la palabra muerte, ha resultado ser un mes positivo y gratificante, sobre todo por ver la cruz de una profesión que sin embargo hace darle sentido a la cara más visible y reseñable de la Medicina.

Y es que nadie dejó escrito que el médico por encima de todo tuviera que ser un sanador, pero sí un compañero que mitigue temores, miedos, dolores… y sin duda, en pacientes como estos que saben que dejan la vida escapar ante su último aliento, la figura del médico es tan esencial como la del cura para los creyentes, ya que le acompaña, le dice las palabras que cada uno necesita escuchar, acompaña a una familia que se prepara para llorar una pérdida que suele producirse con la mayor dignidad posible

Paliativos es una especialidad tremendamente dura, y mucho más si has tenido la experiencia cercana de ver a algún familiar decir adiós en las mismas condiciones que la de todos los pacientes que abandonan día sí, día también la planta, pero sentimentalismos aparte, las personas que forman el servicio son un tanto “peculiares”. El primer día mientras desayunaba, fui el oyente de una tesis de investigación que abordaba las luces y sombras de uno de los días más oscuros de la era postmoderna como es el 11-S, donde Jose Ramón me explicaba su teoría documentada de que todo había estado orquestado por los EEUU, existiendo diversas pruebas que lo justifican. Salvando la bienvenida inicial, también es curioso la realización de los avisos domiciliarios, a los que acudíamos con un taxi gentileza del SAS, o los flexibles horarios de trabajo de 11 a 14 dando tiempo incluso hasta para el estudio y la docencia (si no lo veo no lo creo), y el elenco de profesionales, curtidos en la sabiduría que da su día a día, en el que nombres como Susana, Jose Manuel, Fernando, Belén o Manolo son un buen espejo en el que aprender bastante de un mes peculiar, pero aprovechable y apetecible para la formación de todo residente que siempre tiene que tener en mente, que su profesión es mucho de ciencia, pero también mucho de arte, y el morir se puede convertir en la máxima expresión del arte humano

2 comentarios:

  1. Yo he estado unos días también en paliativos. La verdad es que estuvo muy bien...

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  2. A mi es de las cosas que más me han gustado, los Paliativos, a mitad de camino entre Familia y Onco (sobre todo en los hospitales medianos).

    Es uno de los campos de trabajo que más me atraen; muy sacrificado pero muy reconfortante. Una labor más humana que científica, pero igual de esencial que la actividad de la consulta.

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