martes, 9 de junio de 2009

Summer Party

Llegó la ansiada quedada de bienvenida, ese cocktail idílico en primera línea de playa, en el elitista Café del Sol, gracias a la gentileza de nuestros R mayores que abrieron sus brazos para recibir a sus nuevos y ya criados hermanos.

La primera gran prueba de fuego, la toma de contacto oficial tras varias tentativas en falso a modo de discursos de bienvenida o falsas convocatorias a cursos fantasmas tomó cuerpo. La noche de un viernes estival era el día marcado en el calendario, para que previo paso por botellón en pleno paseo marítimo, el grueso de nuevos compañeros nos fuéramos conociendo y entablando unos lazos que a buen seguro en un futuro enlazarán a más de uno.

Lo bueno se hace esperar, y han tenido que pasar dos semanas para una fiesta que no decepcionó, pese a los lógicos grupos iniciales claramente diferenciados. Málaga es una ciudad con Facultad de Medicina, y muchos de los residentes han estudiando en esta (y en muchos casos suya) ciudad, por lo que ya hay amistades arraigadas en esa siembra sobre terreno fértil que es el paso del tiempo. Además del frente boquerón, otro frente oteaba el horizonte, el rente granaíno que ansiaba conocer la tan famosa y refrescante noche malacitana.

Una noche de anécdotas y presentaciones, donde lo inesperado puede ocurrir. Uno puede hablar con efervescente interés sobre Goku con dos elementos de dibujos animados, y también encontrarse con Tudor cuando la noche deja de ser tal y coquetea con un nuevo amanecer, para estirar una fiesta de las de antaño, en la que el buen ambiente y el Beefeater fueron las notas de una partitura acompasada que amenaza con convertirse en una melodía digna de los grandes clásicos; música celestial en manos de unos músicos, los nuevos residentes del Carlos Haya, que amenazan con hacer las delicias del mismísimo Beethoven.

La eternidad está aquí y ahora, en esa playa, en ese grupo, en todo lo bueno y malo que está aún por llegar. Si puedes permanecer siempre en el presente serás un hombre feliz

Damas y caballeros, compañeros y amigos todos, alcen sus copas. ¿Acaso hay algo en la vida que no merezca celebración?



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