viernes, 27 de noviembre de 2009

119: Hora Límite

(escrito el 26 Noviembre de 2009)

Con nocturnidad, prevaricación y alevosía: así ejecutaron un decretazo oculto ya en el polvo acumulado desde su firma en 2008. Llegan tiempos de crisis y todos tienen y tenemos que apretarnos el cinturón, pero no creo que estas sean las formas más correctas, o al menos éticas para buscar soluciones.

Y es que no se puede llevar a cabo un reajuste salarial en torno a las horas de guardias que se abonarán sin avisar a los principales interesados, unos residentes que pasan más tiempo fonendo en cuello que en casa. Un rumor lejano fue creciendo como lo hace una ola en el mar, para terminar rompiendo en el acantilado de la premura, y es que el martes, a 6 días para finalizar el mes, algunos nos enteramos del reajuste que se había llevado a cabo.

La nueva situación está clara: antes sólo se pagaban 7 guardias (un límite sin mucho sentido pero entendible), pero ahora, además, hay que sumar a esa limitación diversas combinaciones, tras fijar un tope de 119 horas de Guardias. Por si no fuera suficiente tener que echar de 9:00 a 15:00h de manera altruista sin remuneración económica (cosa que sólo se que pase en Málaga), nos vemos con que ahora, además de médicos tenemos que ser equilibristas y hacer obras de arte para cuadrar un cuadrante desbordado de guardias que tiene el nuevo freno de las 119 horas. Las opciones son varias: con 7 guardias de lunes a viernes no se traspasa el límite, pero si entran en juegos sábados, domingos o festivos, la labor ya se convierte en un ejemplo de superación, en encaje de bolillos, en una desinformación total de la que tan sólo nosotros, los residentes salimos perdiendo.

Porque si la nueva medida tiene como objetivo equiparar los esfuerzos, no le veo sentido. Tan sólo, si pienso con maldad encuentro la explicación de que a buen seguro todo los meses habrá alguien despistado que excederá el límite y que verá su trabajo en balde. Si a todo esto le sumamos la incomparecencia de los residentes que hayan pasado el límite y que no puedan cuadrar ni dar su guardia a otro, preveo una cadena de ausencias y tirar de una lista de sustitutos que encontrará como respuesta el no descolgar un teléfono con muchos dígitos que casi siempre que suena es para dar malas noticias.

Todos los caminos dicen conducir a Roma, pero hay pasos que no llegan a ningún lado, y éste, aprovechando que los focos estaban alumbrando a otros derroteros, es salirse del camino de la cordura, del camino de un sueldo digno que el residente percibe a base de mucho trabajo, y mucho sacrificio en tediosas guardias de 24 horas, en un ambiente hostil de largas listas de espera, de pacientes enfermos y cabreados por la espera, de consultas que se caen a pedazos.


A partir de ahora, compañeros y amigos Residentes, junto al fonendo, el bolígrafo y la linterna, tendremos que tener en el bolsillo de la bata una calculadora a mano, para como matemáticos pensar en números y en ese 119 que debe de grabarse en nuestros mente. Por nuestros derechos, porque no todo son deberes, ¡un poquito de por favor ilustrísim@s!

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