(escrito el 23 Septiembre de 2009)
Ya lo dijo Murphy, hay días en los que es mejor no levantarse, y este miércoles fue uno de esos, un día lleno de conflictos de los que al final la sangre no llegó al río.
BRONCA 1: El Guardia de Seguridad del Centro de Salud tiene que actuar
En Palma Palmilla nunca puedes bajar la guardia. Hasta la fecha, salvo algún que otro comentario de algún paciente fuera de tono y una maldición, todo había ido sin incidencias destacadas. Pero esa balsa de aceite se alteró repentinamente. Basta que un paciente salga, y que tras su partida, dos familias se estén peleando por el turno. Una cita a la que se le había pasado la hora, un problema de inmigración, unas formas no muy apropiadas,… fueron los ingredientes perfectos para que la consulta se convirtiera en un campo de minas, de los que uno poco puede ser más que un espectador de lujo. Tras el tumulto generalizado y un conato de pelea, la mejor opción es comprobar el famoso botón del pánico que está en todas las consultas del Centro. Fue pulsarlo, y el guarda de seguridad se plantó en la consulta, dándose por zanjada la discusión debido a su autoritaria presencia
Cansado del intenso día en Palma Palmilla, esa tarde por si fuera poco, tenía guardia de Sala B en el Carlos Haya. Debido a que la jornada en el Centro de Salud se dilató más de la cuenta gracias en parte a una reunión populista de la Gripe A que tuvo lugar a las 14:00h, llegué a la Guardia a las 15:30h, sin comer si quiera, por lo que tras pedir permiso para un bocado indigesta (por la rapidez y por la escasa e poco aconsejable comida del restaurante del Hospital), llegué a ese taller que es la Sala B a las 16:00h, siendo premiado por la reprimenda (más tarde confirmada como novatada) de la Adjunta que esa tarde regentaba dicha consulta, y un castigo simbólico en el que en vez de a las 22:00h tendría que hacer una hora extra como compensación a la hora “pérdida”.
Llegaron las 22:00 horas y me invitaron a irme. El castigo no era más que un órdago y a modo de pomada balsámica me explicó que ella también había hecho la especialidad de Médico de Familia y que sabía cómo puede ser una de esas jornadas desastrosas, así, que por fin, a la hora prevista, pude volver al hogar dulce hogar, para ver un capítulo de Perdidos y acostarme con el deber cumplido en una jornada complicada, en la que aprendí cosas que no vienen en los libros, como calmar e intentar comprender a un paciente nervioso, o ante el curso magistral que realicé en sala B donde me estrené en múltiples facetas, ya que hice una artrocentesis, suture mi primera herida real, en un paciente real (adiós le digo a las bayetas con las que se practicaba en la Facultad) , realicé sindactilias y sobre todo, a base de cornadas, aprendí que quién tropieza y no cae adelanta camino
LEY DE MURPHY.• Si algo puede salir mal, saldrá mal.
7. Cualquier solución entraña nuevos problemas.
8. Es inútil hacer cualquier cosa a prueba de tontos, porque los tontos son muy ingeniosos.
9. La naturaleza siempre está de parte de la imperfección oculta.
Ya lo dijo Murphy, hay días en los que es mejor no levantarse, y este miércoles fue uno de esos, un día lleno de conflictos de los que al final la sangre no llegó al río.
BRONCA 1: El Guardia de Seguridad del Centro de Salud tiene que actuar
En Palma Palmilla nunca puedes bajar la guardia. Hasta la fecha, salvo algún que otro comentario de algún paciente fuera de tono y una maldición, todo había ido sin incidencias destacadas. Pero esa balsa de aceite se alteró repentinamente. Basta que un paciente salga, y que tras su partida, dos familias se estén peleando por el turno. Una cita a la que se le había pasado la hora, un problema de inmigración, unas formas no muy apropiadas,… fueron los ingredientes perfectos para que la consulta se convirtiera en un campo de minas, de los que uno poco puede ser más que un espectador de lujo. Tras el tumulto generalizado y un conato de pelea, la mejor opción es comprobar el famoso botón del pánico que está en todas las consultas del Centro. Fue pulsarlo, y el guarda de seguridad se plantó en la consulta, dándose por zanjada la discusión debido a su autoritaria presencia
BRONCA 2: Un viejo con carácter
Aún con la discusión metida en el cuerpo, como todos los miércoles, la segunda mitad de la jornada consiste en Avisos Domiciliarios, y hasta ellos que nos fuimos. Los Avisos suelen ser algo descafeinados; normalmente suelen ser enfermos mayores pluripatológicos que agradecen la llegada del médico de turno, con una sonrisa y buenas formas. Pero hoy las gentilezas parecían quedar aparcadas, porque en nuestro primer aviso, un fallo en la comunicación hizo que el marido de una paciente creyera que no le estábamos haciendo caso, cuando en realidad le estábamos cambiando un fármaco por otro más potente para paliar sus dolores crónicos. A grito de que “queréis matarnos”, la tensión se hizo patente e hizo falta mucha mano izquierda para calmar la colérica ansiedad de un paciente angustiado por las enfermedades, al que los nervios le jugaron una mala pasada.
BRONCA 3: Hasta la Adjunta me regaña, vuelta al Cole
Cansado del intenso día en Palma Palmilla, esa tarde por si fuera poco, tenía guardia de Sala B en el Carlos Haya. Debido a que la jornada en el Centro de Salud se dilató más de la cuenta gracias en parte a una reunión populista de la Gripe A que tuvo lugar a las 14:00h, llegué a la Guardia a las 15:30h, sin comer si quiera, por lo que tras pedir permiso para un bocado indigesta (por la rapidez y por la escasa e poco aconsejable comida del restaurante del Hospital), llegué a ese taller que es la Sala B a las 16:00h, siendo premiado por la reprimenda (más tarde confirmada como novatada) de la Adjunta que esa tarde regentaba dicha consulta, y un castigo simbólico en el que en vez de a las 22:00h tendría que hacer una hora extra como compensación a la hora “pérdida”.
Llegaron las 22:00 horas y me invitaron a irme. El castigo no era más que un órdago y a modo de pomada balsámica me explicó que ella también había hecho la especialidad de Médico de Familia y que sabía cómo puede ser una de esas jornadas desastrosas, así, que por fin, a la hora prevista, pude volver al hogar dulce hogar, para ver un capítulo de Perdidos y acostarme con el deber cumplido en una jornada complicada, en la que aprendí cosas que no vienen en los libros, como calmar e intentar comprender a un paciente nervioso, o ante el curso magistral que realicé en sala B donde me estrené en múltiples facetas, ya que hice una artrocentesis, suture mi primera herida real, en un paciente real (adiós le digo a las bayetas con las que se practicaba en la Facultad) , realicé sindactilias y sobre todo, a base de cornadas, aprendí que quién tropieza y no cae adelanta camino
LEY DE MURPHY.• Si algo puede salir mal, saldrá mal.
2. Todo lleva más tiempo del que usted piensa.
3. Si existe la posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la única que vaya mal.
4. Si usted intuye que hay cuatro posibilidades de que una gestión vaya mal y las evita, al momento aparecerá espontáneamente una quinta posibilidad.
5. Cuando las cosas se dejan a su aire, suelen ir de mal en peor.
6. En cuanto se ponga a hacer algo, se dará cuenta de que hay otra cosa que debería haber hecho antes.
7. Cualquier solución entraña nuevos problemas.
8. Es inútil hacer cualquier cosa a prueba de tontos, porque los tontos son muy ingeniosos.
9. La naturaleza siempre está de parte de la imperfección oculta.
10. La madre Naturaleza es una lagartona.
Juan, a quien quieres engañar, seguro que te querías cargar al abuelo con caracter!!!
ResponderEliminarEs que en medicina de familia se pasa mucha hambre, y en tiempos de necesidad cualquier trozo de carne vale... ;)
Jeje,qva, si casi cobra hasta el apuntador. No veas el genio qtenía!!!
ResponderEliminarEn tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera