En ocasiones, la realidad supera a la ficción. Se intuía, se sabía, y se esperaba que la guardia de este lunes 23 de Agosto fuera de esas dignas de pasar a los anales. Dentro de lo imprevisible que puede ser el hábito diario de un Servicio como Urgencias, la experiencia va notando un biorritmo propio que respeta eventos tales como las horas de máxima calor en verano, las de los partidos importantes de fútbol, la de las frías noches de invierno, la de las jornadas de lluvia; las de las fiestas de guardar…
Los lunes son el patito feo de la semana para supongo que todos los servicios de Urgencias nacionales. Un día marcado en rojo en el calendario semanal, tras un fin de semana en el que los “pacientes” se relajan, dilatan su enfermedad y no consideran oportuno pedir cita para su Médico de Cabecera, ya que Urgencias es un manjar apetecible en el que casi siempre uno sale con analítica y alguna que otra radiación a modo de radiografía, sino tienes la fortuna de salir con un premio mayor como pudiera ser un TAC o una cita con un Especialista. Pero este lunes en particular, tenía el ingrediente añadido de ser el día después de una Feria, la de Málaga, que se prolonga durante una semana, siete días en los que los Centro de Salud parecen un remanso de paz y Urgencias fluye con relativa calma dentro de la vorágine a la que acostumbra.
Y es que algo no va bien, si con 9 horas menos de trabajo uno ve los mismos pacientes que en una jornada de 24 horas al pie del cañón, en una trinchera desde la que recibes perdigones de cualquier rincón, en la que los pacientes te asedian por pasillos, consultas y salas de espera. Y es que aquí en Málaga, el R2 tiene el privilegio ganado a modo de un año previo de sufrimiento, de incorporarse a la Guardia a las 15:00h prolongables hasta las 9:00h del día siguiente.
A lo que iba con esa ciencia exacta y que no engaña que son las Matemáticas; si en 17 horas te ves obligado debido a las circunstancias del guión y a los acontecimientos dados a ver los mismos pacientes que en 24 horas, es que algo no concuerda. Y es que el Sistema de Salud Nacional necesita una vuelta de tuerca más. Según lo estipulado en el SAS, Urgencias es lo que e
l paciente considere como tal. O lo que viene describiéndose en el argot mercantilístico en el que se viene moviendo la sanidad en el que el paciente ya no es enfermo sino
usuario, que e
l cliente siempre tiene la razón, por lo que el médico, enfermería, auxiliares, administradores y celadores poco más que son un dispensador de conocimientos, de servicios, de mano de obra, el eslabón débil de una cadena, el peón en un tablero atestado de ajedrez que en días como el de esta guardia muestra las carencias más evidentes de esta definición.
Y es que algo hay que hacer para que no se produzcan imágenes de esperas de cuatro hora, de camillas en doble fila, de viejecitos abandonados a su suertes; de pacientes con enfermedades menores y perfectamente abordables desde atención primaria que colapsan las Urgencias, que crean polémica, que protestan por la espera, cuando son precisamente ellos los responsables indirectos de que dicha carretera se colapse, que hacen que paguen justos por pecadores debido a que en el argot de la batalla, en el infierno del más absoluto caos, es imposible realizar una asistencia digna y de calidad, que puede hacer que enfermedades mayores y realmente graves pasen por alto, que lleguen tarde a la Consulta, que se cometan errores de bulto, ante el stress de tener que ir a más del 100% para quitar pacientes de la lista de espera, para aligerar los tiempos sin ser vistos, para hacer una primera entrevista, para pedir pruebas sin realizar la anamnesis con el paciente para ir aligerando la asistencia…
Pero claro, todo esto es una utopía mientras la definición de Urgencias siga siendo la actual, ya que para un paciente, su catarro, su dolor de rodilla atraumático de 4 meses de evolución, sus molestias de oído… son lo que realmente le preocupa, y a la hora y el día que considere oportuno, a ser posible si no hace mucho calor, si es a una hora prudente en la que no haya q
ue madrugar según la edad del usuario… (y que conste que yo también he tenido mentalidad de paciente antes de trabajar y he llegado a tener en cuenta estos factores a la hora de acudir al Médico)
No hay problemas sino soluciones, pero lo que está claro, que un mero residente, que presta sus servicios por poco más de a 12 euros la hora, no es quién para con
un punto de apoyo mover el mundo. Un cambio de definición, un sistema de triaje con médicos y enfermeros cualificados y respaldados para poder derivar al paciente a su Médico de Cabecera, e incluso con las prestaciones de Diraya asignarle desde la puerta de Urgencias la cita; cobrar por anticipado la simbólica cantidad de un euro que será devuelta si con el informe de alta se aprecia que el motivo era realmente para haber sido visto en Urgencias (recolecta que podría ser empleada para el remodelado y mantenimiento de unas infraestructuras que se quedan viejas ante la imposibilidad de cerrar ya que en Urgencias no hay vacaciones que valgan)… opciones y alternativas varias que seguro se ampliarían si los intelectuales y experimentados cargos pertinentes cogieran las riendas de un asunto que camina a la deriva, movido por el aire que marcan las corrientes, la Política, los lunes, la meteorología y que abocan a un noble oficio como es la Sanidad a tener que desenvolverse en un contexto en el que poco más que poner remiendos se puede hacer, y sobrevivir a una Guardia, en la que pase lo que pase, lo único cierto es que a las 9:00h del día siguiente uno desenfunda el fonendo y se va a casa para un descanso, que en días como el de ayer, es más que merecido