(22 Diciembre 2009)
Sabina cogía su bombo para paseíllo en ristra y bombín calado, poner fin a un día mágico que tuvo como clausura un espectáculo disfrazado de concierto, el último de su gira en España, dos horas y media de arte sobre un escenario del flaco de los flacos, del poeta de los poetas, de ese Joaquín Sabina cada vez con menos voz pero con más cosas que contar, en un Martín Carpena lleno hasta la bander para despedir a uno de esos genios que no pasarán de moda y cuyas letras serán el mejor legado cultural a dejar a un país, a una sociedad, y en casos como el de Sabina, de arte universal, al resto de la humanidad.
En la última entrada predecía que mañana podía ser un gran día, y así fue. La jornada arrancaba con mi debut en eso de la oratoria científica pública, y la verdad que el evento fue un éxito. Tranquilidad para desarrollar mi primera sesión: “Cólico Renal: Enantyum vs Nolotil”, 45 minutos poniendo claridad a la eterna sombra del influjo farmacéutico. Conclusiones lejos de visitadores que anuncian sus productos como la panacea universal; un trabajo de investigación que todo aquel que quiera leerlo detenidamente no tiene más que pedírmelo ya sea a través de este “nuestro” blog, o a través de mi correo electrónico (juatorsan@hotmail.com).
Tras la charla, tocaba recargar fuerzas y para eso nada mejor que comer junto a los tuyos, y esos míos, y cada vez más, son los compañeros R1 de Familia. Una sobremesa agradable para dar la bienvenida a la Navidad. Con gente como ellos, trabajar es más un hobby que una obligación.
Todo gran día para ser catalogado como tal, tiene que tener un inmejorable cierre, y para eso ya estaba Sabina, y junto a él mi inseparable compañero del alma Agustín, sobre todo en lo que a esto de conciertos sabiñanos se refiere, para poner colofón sin parangón a un 22 de Diciembre digno de ser recordado, y que como pedrea navideña tuvo el ingreso de la paga extra, un regalo inesperado ya que se estaba esperando pero no tan pronto
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