Ser médico lleva su tiempo...Aventuras y desventuras en la "noble" tarea de hacerse médico. Actualmente R4 de MFyC de Málaga. Nadie dijo que iba a ser fácil, pero al menos sí gratificante. Bienvenidos a vuestra casa, mi hogar
miércoles, 27 de julio de 2011
50.000 GRACIAS
lunes, 25 de julio de 2011
La vuelta a la tortilla
Las Urgencias no tienen hora. El usuario/paciente/cliente tiene derecho a acudir para lo que quiera, a cualquier hora que sea teniendo en todo momento el derecho a una buena atención, previa amenaza de reclamación si enfrente se encuentra con el médico de turno que a altas horas de la madrugada no está para ciertas “bromas de mal gusto”.
Hace ya unos años conozco un caso de malestar por parte de un paciente ante la desidia con la que fue atendido. Era ya entrada la madrugada cuando el susodicho volvía a casa de fiesta. Por la tarde había estado jugando al fútbol sala y había sufrido un golpe que le estaba causando un hematoma en una uña del pie y al pasar por la puerta de Urgencias recordó que le dolía de verdad. Al rato de estar en la sala de espera salió un médico limpiándose las gafas y frotándose los ojos que parecía recién despertado de un plácido sueño. Su incredulidad ante esa Urgencia vital no debió de sentarle del todo bien, ya que casi sin explorar y pautando algo de analgesia típica mandó al “ofendido” paciente a su casa que se fue con la sensación de pensar…”menudo tío borde, ni me ha mirado…con el pastón que gana”.
Aquel indignado paciente era yo, y el médico de turno ganaba poco más de 12 euros en cada hora de su madrugada para salvar alguna vida en caso de un infarto o dar consuelo a banalidades como un atemporal dolor de uña.
Ha llovido desde que aquel dolor de uña intentara buscar consuelo a altas horas de la madrugada, y ahora soy yo al que despiertan para patologías con indicación que intento abordar con profesionalidad y gusto pese a la hora (es para lo que estudiado, lo que me gustan y para lo que me pagan), pero también para una serie de pacientes que te hacen mirar el reloj y dan ganas de imitar a Mourinho con su dramático ¿por qué?
Y es que uno en las largas noches de guardia puede ver desde un dolor atraumático de rodilla de 7 meses de evolución a la que el paciente ha decidido esa noche buscar solución; o una sensación de inflamación en un testículo al que hacía un día le habían operado de vasectomía al que profundizando en la entrevista y tras empatizar te confía que acudía a esa hora porque así no tendría que esperar cola… O el caso del paciente que me ha “animado” a escribir esta entrada, que a las 7:00h de mi última guardia en el Hospital Civil consideró oportuno acudir por no haber podido defecar al despertarse pese a que su reloj interno le premiaba con una evacuación diaria nada más abrir los ojos que ese día le fue imposible, mientras exigía una solución definitiva y que ante mi negativa a medicar, ni a poner enemas y dejar que el tiempo (casi siempre sabio en esto de la Medicina) pusiera las cosas en su sitio se fue sublevado de la consulta con un lacónico: Doctor, me ha dado el día…
Esta reflexión ha salido a flote en ocasiones con amigos no médicos que ven normal y correcto ir a cualquier hora por cualquier patología, ya que si estás de guardia no tienes derecho a dormir (pese a que en 24 horas sin dormir uno no puede rendir al máximo). Sin embargo, si planteo la misma cuestión en un ambiente sanitario la respuesta es bien distinta. ¿Qué opináis? El pueblo es supremo
jueves, 21 de julio de 2011
Recomendación visita para estas vacaciones
miércoles, 20 de julio de 2011
La Liturgia del Quirófano
(20 Julio ´11)
La rutina de las cosas extraordinarias hace que se disfracen de mundanas: como el torero enfundándose el traje de luces mientras se persigna ante crucifijos, como el enterrador en hora punta, como el deportista de élite ante el reto del todo o la nada,… la Medicina tiene muchos días a días que se ponen el disfraz de cotidiano. “Harto” (o acostumbrado) de ver muertes en casi todas las guardias de Observación, de quedar anestesiado ante el viaje final que otros emprenden, ante la lágrima que eres incapaz de verter…
Uno se acostumbra a su particular día a día, a lo que otros ven como inusual, como extraordinario. A guardias, a pacientes, a idas y venidas… Y hoy, yo era el sorprendido, el asombrado, el embelesado por los cantos de sirena de un quirófano que es el día a día para los compañeros de especialidades quirúrgicas, para cirujanos, máxilos, otorrinos, anestesistas,… para los que hacen su particular encrucijada bajo las tenues luces de techo que alumbran un campo quirúrgico yodado.
No era la primera vez que entraba a quirófano, lo había muchas otras veces: en las prácticas de la carrera, en las rotaciones hospitalarias más “artesanales” como Cirugía General o Trauma, había asistido en algún parto… pero siempre impone el verde absoluto, el lavado a conciencia, la anestesia inicial, el viaje al limbo de los sueños, la preparación del campo, la entrega absoluta del anónimo paciente, la primera incisión, el olor a carne quemada que deja a su paso el bisturí eléctrico, el humo en el ambiente, el sangrado continuo, el juego de puntos, las conversaciones intrascendentes que rompen la monotonía asombrosa del día a día en el Quirófano.
Pero cuando ese anónimo paciente que deja su vida a manos del cirujano de turno y su equipo tiene nombre y apellidos y comparte los tuyos, la liturgia del quirófano cobra un sentido especial. Como esta tarde en la que he sido atropellado por la rutina mágica del éxito bajo la presencia inerte de mi hermana. Todo ha salido bien. Muchas gracias por todos esos años puestos al servicio del arte de la cirugía, al primer espada, a su ayudante, al enfermero, a la anestesista, a la auxiliar de enfermería que convierten cada operación en una liturgia, en un pequeño milagro
martes, 12 de julio de 2011
Javier el niño de mis ojos. Año I. Felicidades!!
(12 Julio ´11)
Imposible concebir la vida hace justamente un año sin tu diminuta pero graceja figura, sin tus ojos en los que perderse navegando cual almirante, sin tu sonrisa sincera que abraza el alma, sin tus pedorretas cuando decides decir basta en tus distraídas comidas, sin tu llanto cuando te tocas el pelo señal inequívoca de que estás muerto de sueño…
Ha pasado solo un año desde que decidiste “desobedecerme” e irrumpir con fuerza en esta vida mientras yo surcaba en avión la distancia que separaba Jonhannesburgo de Úbeda, en esos kilómetros sin final que se hacen milímetros en el corazón de las personas que se quieren.
Y hoy te nos haces algo más mayor. Aún conversas tu inocencia inmaculada, tu magnetismo, tu ángel, tu aureola de paz que parece hacerte un traje y de nuevo la distancia nos separa como hace 365 días. En aquella ocasión acudí casi de madrugada para abrazarte por primera vez en la habitación del hospital, aún con la piel sonrosada y pegajosa, con tu polo de España que fue la sensación en la planta de Ginecología, con esa nariz de ratilla y esos ojos de marciano que difícilmente hacían sospechar la metamorfosis que te ha llevado hasta el niño de anuncio que eres hoy. Este año el abrazo tendrá que esperar al jueves por la tarde, cuando descanse de la guardia del día de antes y viaje en tu búsqueda, en el cruce de miradas, en tu fiesta de cumpleaños, en la sonrisa que se me dibujará al ver tus intentos por gatear, tus cabreos por no encontrar aún tu punto de gravedad, tus singulares particularidades que te hacen único.
Un año que lo es todo. Felicidades Javier, el niño de mis ojos.
domingo, 10 de julio de 2011
España campeona del mundo: año I
miércoles, 6 de julio de 2011
Festival Ojén: la confirmación de Supersubmarina
(1 Julio ´11)
La del viernes fue una gran noche. Una de tantas sin plan preestablecido, una decisión sobre la marcha, un cambio de planes, un viaje en coche con inmejorable compañía de la patrimonial Baeza y una visita inesperada con reencuentro incluido con viejos (pero cada vez más verdaderos) compañeros y sobre todo amigos de Granada. Un pueblo, Ojén (al lado de Marbella), y un festival de música como excusa (Ojeando). Un cartel de lujo formado por Miss Cafeína, Triangulo de Amor Bizarro, Dorian y Supersubmarina.
Empeñados en viajar al extranjero, en conocer lo desconocido, en perdernos en culturas ajenas y territorios hostiles a veces descuidamos los pequeños tesoros que nos rodean. Ojén es un ejemplo de ello. Un pueblo pequeño encaramado en lo alto de un cerro que hace de itsmo con la opulenta Marbella que esconde un sinfín de recovecos a descubrir, de cuevas, de empinadas cuestas que llevan hasta miradores inmensos, infinitos que se mojan los tobillos con el mar del Mediterráneo que a lo lejos lo baña todo.
Y en medio de ese paraíso descubierto de la nada a modo de pueblo añejo que encuentra su esplendor en las típicas fiestas de verano, los acordes de las guitarras eléctricas rompen el silencio de la ruidosa noche en Ojén. Miss Cafeína se encarga de abrir el telón, de romper la espera, de dar por inaugurada la noche de un festival del que el año que viene acudiré con todas las de la ley, con mi tienda de campaña, con mi pernocta nocturna, sin la preocupación de tener que coger el coche, sin prisas para degustar el arte hecho música.
Una velada entrañable que sin duda trajo la confirmación de Supersubmarina, ese grupo que atrás dejó su inocencia velada de antaño comprobada en anteriores conciertos, que se ha hecho mayor de edad, que tiene derecho a voto y sobre todo mucha voz en el panorama artístico actual. Un grupo de individualidades que creyó en un imposible con los antaños “Inflamables” que se han ido modulando hasta llenar cualquier escenario al que se encaramen. Con su ritmo virginal cientocero, con la consagración electroviral, con su compás de tres por cuatro, con su baile pegadizo y sus melodías que repiquean en la memoria. Con la voz genuina y la imagen de galán descuidado de Jose el chino, con la energía que transmite con la batería Juancha, con el porte de Sir inglés de Jaime y con el alma callada del grupo en la figura de un Pope, este conjunto de individualidades encuentra en la armonía de su equilibrio insostenible la fórmula que ya ha empezado a hacerlos grandes. Tras el éxito inicial, la victoria de lo improvisto se ve tentada a caer en el olvido; lo difícil es la consagración, el dar el palmetazo sobre la mesa que anuncie que has llegado para quedarte, y sin duda ellos han reservado sitio en el edén de los elegidos gracias a su nuevo EP “Retroalimentación” que los ha confirmado como grandes, un hecho que cualquiera puede confirmar si se decide a verlos actuar, en carne y hueso, sobre unas tablas que les vieron gatear y sobre las que ya discurren con velocidad de crucero. Con todos ustedes su nuevo EP.
Nos vemos en la carretera
martes, 5 de julio de 2011
Antonio Gala: la belleza de lo incierto
Torrenueva necesita autovía ya!!!!
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viernes, 1 de julio de 2011
"Invisible" de Paul Auster
Pero también debo de reconocer que es una obra rara. Las críticas prelectura la adelantaban como una obra maestra, como un culto de obligada lectura, pero tras terminar de leer la novela uno se queda con el regusto amargo de la decepción: no sabes si porque se hace corta, porque es insuficiente, o porque simplemente no llega a superar las expectativas que inconscientemente tu mente se había prefijado sesgada por recomendaciones previas. Algo similar como me ocurrió con “La Carretera” de Cormac McCarthy o con algunas películas catalogadas de obras mágicas que tras su inmediata conclusión dejan un gusto agridulce.
E “Invisible” deja ese poso inmediato de desazón, de intriga a contraluz, de luz tenue que con el paso de los días va cogiendo tonalidad hasta terminar oteando un arcoíris al otro lado de la colina. Sin prisa pero sin pausa los posibles finales que le puedes dar van confluyendo en uno único y terminas por comprender que lo que amenazaba con ser simplemente una buena novela se convierte en una gran historia. Con sus personajes, con sus relaciones anónimas y atemporales, con el sexo como bandera, con la intriga, las traiciones y la muerte inminente que hace contar la historia, su historia, al protagonista de la misma.
No voy a comentar más de la novela, no quiero que por mi culpa te forjes ideas preconcebidas. Si te gusta la lectura te recomiendo esta novela, corta, de fácil lectura que para bien o para mal no deja indiferente a nadie