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Lo
reconozco, siempre he tenido mis productos fetiche. Aquellos que repito a lo
largo del día en el que los tomo. Desde pequeño siempre relacioné un hecho que
no pasó el filtro de la inocencia; era algo matemático, un axioma con precisión
de reloj helvético, un hecho incuestionable. Y es que cada vez que desayunaba
trigo inflado azucarado, a lo largo del día y cada vez que iba al servicio, mi
micción-orina-meados (prolijo lenguaje que nos dio Cervantes) iban aromatizados
del sabor inigualable de los copos que momentos antes habían estado en el tazón
de la leche.
Esta
entrada podría tener una vertiente sanitario-histórica, ya que antiguamente
cuando la tecnología no era más que el sueño de los iluminados más visionarios
(previo al siglo XIX), el análisis de la orina era uno de los ejes diagnósticos
a los que los galenos de la época se aferraban, junto a conceptos pasados de
moda como los humores.
¿Y cómo lo
hacían estos “valientes”? ¿Cómo conseguían adentrarse y acertar diagnósticos
que en nuestros días requieren estudios bajo el aumento de la lente del
microscopio? Mediante la vista, el olfato y el gusto (y pensar que ahora los profesionales sanitarios estamos mal pagados…)
COLOR ANORMAL DE LA ORINA
•
La orina opaca o turbia es un signo de
infección urinaria. La orina turbia también puede ser causada por la presencia
de bacterias, moco, glóbulos blancos o rojos, células epiteliales, grasa o
fosfatos.
•
La orina clara o de color marrón oscuro (similar
al coñac) es característica de un trastorno hepático, como la hepatitis viral
aguda o la cirrosis.
•
Una orina opaca de color rosado, rojo o marrón
puede ser un efecto secundario de un medicamento o puede ser producto del
consumo reciente de remolachas, moras o ciertos colorantes de los alimentos.
También es característica de un trastorno en las vías urinarias en el que se
presenta sangrado (hematuria), tales como cistitis, agrandamiento de la
próstata, tumor de la vejiga o el riñón, tuberculosis, cálculos en la vejiga,
infección renal, tumor de Wilms (en niños) o hipernefroma. La anemia hemolítica
y la porfiria también pueden provocar que la orina tome esos colores. La
coloración puede también presentarse después de un traumatismo a los riñones o
a las vías urinarias.
•
Una orina amarilla oscura o anaranjada puede
ser producida por el uso reciente de laxantes o por el consumo de complejos de
vitamina D o caroteno (las zanahorias tienen mucho de eso). La orina de color
naranja a menudo es de origen farmacológico por la fenazopiridina (utilizada en
el tratamiento de las infecciones urinarias), la rifampina y la warfarina.
•
La orina de color verde o azul se debe al
efecto de un color artificial en los alimentos o fármacos y también puede ser
el resultado de medicamentos como la amitriptilina, la indometacina y la
doxorubicina.
OLOR ANORMAL DE LA ORINA
Ciertos
alimentos y medicamentos, incluyendo vitaminas, pueden afectar el olor de la
orina. Por ejemplo, el espárrago causa un olor de orina característico.
•
Sin embargo, el olor fétido de la orina puede
deberse a bacterias anaerobias, como las responsables de las infecciones de las
vías urinarias, o también a una fístula rectal (se ponen en contacto las heces
con la orina).
•
El olor dulce de la orina puede ser una señal
de diabetes no controlada o una enfermedad rara del metabolismo como la
cetoaciduria (enfermedad de la orina con olor a jarabe de arce).
•
La enfermedad hepática y ciertos trastornos
metabólicos (como la fenilcetonuria, una rara enfermedad hereditaria) pueden
causar un olor de la orina a moho o a ratón.
•
Orina concentrada con fuerte olor a amoníaco puede ser
causada por una deshidratación
•
En la diabetes insípida se produce una poliuria
exagerada (de 4 a 40 litros al día), por lo que al estar tan diluida la orina
prácticamente ni huele ni sabe a nada (precisamente por eso se le llama
"insípida")
El
inútil recuerdo de la infancia, ya que desde hace tiempo erradiqué ese tipo de
desayuno de mi alimentación, me ha servido para despertar mi curiosidad e
indagar sobre las causas de que productos como los espárragos también delaten
su ingesta cada vez que liberamos la tensión de nuestra vejiga.
Y me
ha servido también para recordar la Fisiología de 2º de Medicina y recordar
cómo se crea la orina, que partículas la forman y qué debemos estudiar cuando
un test de orina cae en nuestras manos. Nuestros antepasados en el noble arte
de intentar sanar se veían obligados a ver, oler y probar. Nosotros tan sólo
necesitamos saber leer, así que qué menos que estar puestos al día, aunque sólo
sea como homenaje a nuestros ancestros y como guiño a los Kellogs que le dan
sabor a esta entrada.
TEORÍA
La
orina es el producto de desecho líquido excretado por los riñones. Ésta se
almacena en la vejiga hasta el momento de ser vaciada a través de la uretra.
La
orina esta constituida por agua, y numerosos sustancias (creatinina, ácido
úrico, urea, fosfatos, sulfatos, magnesio, calcio sodio, potasio, cloro,…).
Estas sustancias son excretadas a diario, es decir, cada 24 horas. También se
puede encontrar glucosa, cuerpos cetónicos, proteínas, porfirinas y bilirrubina
en diferentes procesos patológicos. En el sedimento de la orina, es decir en el
residuo que se obtiene después de centrifugar la orina se encuentran cilindros,
eritrocitos, células epiteliales y leucocitos.
El
volumen diario de orina en un adulto fluctúa entre 1.200 a 1.500 ml.
¿CÓMO TOMAR LA MUESTRA?
Para
el correcto diagnóstico es de gran importancia una buena muestra. Existen
muestras de orina tomadas como primera matinal, en ésta los elementos se
encuentran en mayor concentración. Se deben desechar las primeras gotas, tomar
el volumen siguiente y descartar la parte final. En la mujer se deben separar
los labios en el momento de la micción, evitando en esta forma agregarle
contaminación vaginal.
Para
estudios bacteriológicos (ejemplo, urocultivo) la orina se recoge en un frasco
estéril, desechando el primer chorro y guardando la porción de la mitad para el
cultivo. En los niños que no controlan esfínter se utiliza un recolector
pediátrico, el que se adhiere a sus genitales y donde la orina se va
depositando lentamente. Este método, si bien resulta útil, presenta varios
inconvenientes, siendo el principal la alta contaminación de la muestra.
¿QUÉ ANALIZAR?
Examen físico:
Aspecto: considerado como normal un aspecto transparente, pero es
aceptado hasta un aspecto ligeramente turbio ya que este puede ser debido a
contaminaciones. El aspecto de una orina turbia ya es considerado como anormal,
esto puede ser debido a presencia de leucocitos, glóbulos rojos, bacterias,
cristales, etc.
Color: En condiciones normales el color de la orina va de amarillo
hasta ámbar. Se pueden encontrar colores anormales debido a la presencia de
elementos anormales en la orina como por ejemplo sangre, medicamentos, alimentos
y otros pigmentos.
En el examen físico también se considera el pH y la
densidad, parámetros que son medidos con cintas para orinas.
pH: Es el reflejo
de la acidez de la orina. El pH normal va de 5.5 - 6.5. Influyendo el régimen
dietético de cada paciente. Este se determina utilizando una cinta lectora de
pH la que se sumerge en una muestra de orina por dos o tres segundos y luego se
compara el color obtenido con una carta patrón de colores.
Densidad: Esta varía en razón directa a la cantidad
de sólidos, principalmente cloruros, urea, sulfatos, la densidad normal va de
1.015 - 1.025.
Examen Químico:
Con
el desarrollo de las cintas reactivas, el análisis químico de la orina dejó de
ser un procedimiento laborioso y caro, y por lo tanto impracticable en la
práctica rutinaria. Las cintas reactivas son tiras plásticas con cojinetes
absorbentes impregnados con diferentes productos químicos que, al tomar
contacto con orina, producen reacciones químicas que generan cambios de color
del cojinete. De esta manera, se obtienen resultados cualitativos y
semi-cuantitativos dentro de segundos a minutos mediante simple pero cuidadosa
observación. Esta técnica puede presentar falsos positivos y negativos frente a
cada reactivo.
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pH: El pH urinario
de individuos normales tiene un rango de 4.5
a 8.0, pero en muestras matinales es levemente ácido, con pH de 5.0 a 6.0.
Estos valores deben ser interpretados en relación a la información clínica
obtenida del paciente, pues el pH puede variar según su estado ácido-básico
sanguíneo, la función renal, la presencia de infección urinaria, el tipo de
dieta o drogas consumidas, y el tiempo de obtenida la muestra. Las dietas
altamente proteicas acidifican la orina, en cambio aquéllas ricas en vegetales
la alcalinizan. El conocimiento de esta variable tiene gran importancia al
momento de identificar los cristales vistos en examen microscópico del
sedimento de orina. La determinación de pH urinario por reacción colorimétrica
no es lo suficientemente exacta para ser usada en el diagnóstico de acidosis
tubular renal, en que deben utilizarse pH-metros calibrados.
Nitritos: los nitratos
presentes en la orina son convertidos a nitritos por la reducción enzimática de
bacterias, especialmente Gram (-). Los nitritos, que normalmente no se encuentran
en la orina, son detectados por la cinta reactiva, sugiriendo así una probable infección urinaria. La reacción positiva a nitritos debe ser siempre
confirmada con urocultivo, pues tiene falsos (+) y (-).
Glucosa: menos de 0.1%
de la glucosa normalmente filtrada por el glomérulo aparece en la orina. Cuando
la glicemia supera el umbral renal de reabsorción tubular de glucosa, lo cual
ocurre entre los 160 a 180 mg/dl, aparece en elevadas cantidades en la orina, y
es detectada en la cinta reactiva mediante la reacción de glucosa oxidasa. Esta
reacción es específica para glucosa, no detectando la presencia de otros
azúcares reductores, como galactosa y fructosa. Si bien es utilizada
especialmente para diagnosticar o controlar pacientes con diabetes mellitus, la
presencia de glucosuria importante puede no asociarse a cuadros
hiperglicémicos, como lo son: tubulopatías, alteraciones tiroideas y daño del
S.N.C.
Cetonas: su presencia
en orina refleja una alteración en el uso
de hidratos de carbono como principal fuente energética, requiriéndose para
ello de la utilización de grasas corporales. Las principales causas de
cetonuria se relacionan a cuadros con incapacidad para metabolizar (diabetes
mellitus), pérdidas aumentadas (vómitos), o inadecuado consumo de carbohidratos (desnutrición,
reducción de peso). La causa más frecuente del hallazgo de escasa cantidad de cuerpos
cetónicos en la orina, es el ayuno.
Proteínas: normalmente
existen en la orina pequeñas cantidades de proteínas, ya sea filtradas o
secretadas por la nefrona, no excediendo los 10 mg/ml o 4 mg/m2/hr. La
presencia de proteinuria significativa sugiere
enfermedad renal, aunque puede no serlo, como ocurre en la proteinuria
ortostática, la asociada a fiebre, deshidratación o ejercicios extenuantes, o
la secundaria a hiperproteinemias (proteinuria de Bence Jones). Esta parte de
la cinta es altamente sensible para albúmina, pero no para globulinas,
hemoglobina o cadenas livianas.
Bilirrubina: la bilirrubina
que se detecta en la orina es la conjugada, y puede ser el primer indicador de una enfermedad hepática no detectada.
La exposición a la luz puede degradar esta substancia y hacerla indetectable.
Urobilinógeno: es un pigmento
biliar producto de la degradación de la bilirrubina conjugada en el intestino,
y le da la coloración a las heces en forma de urobilina. Es normal que se
encuentre en bajas cantidades en la orina (< 1 mg/dl). Puede estar aumentado en enfermedades hepáticas y
hemolíticas.
Leucocitos: utiliza la
acción de esterasas de los granulocitos presentes en orina, ya sea íntegros o
lisados. Su positividad no es
diagnóstica de infección urinaria pero sí la sugiere. El umbral de
detección es entre 5 a 15 leucocitos por campo de mayor aumento.
Sangre: el test no
distingue entre hemoglobinuria, hematuria y mioglobinuria, por lo que
antecedentes clínicos, análisis microscópico de orina y test específicos ayudan
a clarificar el diagnóstico.