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Con precisión de reloj suizo el telón blandía su retirada y dejaba iluminar un escenario que iba a brillar con luz propia por lo que sobre él se iba a llevar a cabo. La guitarra entonaba sus primeros compases acompasados mientras la orquesta rompía el silencioso ruido en el que los artistas se encontraban/encontrábamos sumidos. Y Guille, con su portentosa y experimentada voz se encargó de derribar el pavor irracional que suponía este gran reto. Fue escuchar el de niño siempre fui y sentir que todo el esfuerzo, todos los bocetos y horas de ensayo iban a encontrar en esta noche mágica su recompensa.
Desde el primer momento el público que se encargó de abarrotar la Sala García Lorca (todo un reto para este experimento sin precedentes), consiguió sentirse parte de una obra que sorprendió a propios y extraños y que no dejó a nadie indiferente.
Dos horas y media largas de canciones y más canciones. De letras capaces de regenerarse ellas mismas, de bailes y coreografías, de cambios frenéticos de vestuario, de pases de micros a velocidad crucero. De miedos e inseguridades entre bastidores que quedaron esfumados sobre unas tablas en las que compartimos este sueño a modo de musical.
Y es que este pequeño regalo que nos hemos dado es de todos. De cada uno de los que subimos al altar que supuso el escenario, de los que cantaron, bailaron, decoraron, tocaron. De los profesionales que con su paciencia y profesionalidad hicieron que nuestra inexperiencia sonara tan bien gracias al cambio de micros, a la eterna supervisión de nuestro trabajo. Este pequeño gran éxito también es de ellos, técnicos de luces y sonido, equipo gráfico que exportó desde Pontevedra la imagen del musical. De todos aquellos que aportaron ideas y sugerencias a lo largo de la travesía de este crucero llamado AulaMIR: el musical que esta noche ha llegado felizmente a buen puerto. Y cómo no, esta actuación también es parte de todo el público que ha abarrotado el Palacio de Congresos, que con su implicación, con sus palmas y sus risas nos han hecho quitarnos unos nervios que amenazaban con tetanizarnos.
Y gracias también en primera persona a mis amigos de Úbeda (con las bifurcaciones existentes entre ciudades colaterales) que han hecho kilómetros y horas de coche para acompañarme. A los alumnos de la Academia de Málaga que cedieron en su obligación de estudio para acudir a Granada; a mis compañeros y amigos de trabajo en Málaga que me arroparon en este nuevo reto; a las personas que no pudieron ir pero que con llamadas y mensajes me desearon suerte, a Fernando de Teresa por volver a confiar en mí, y cómo no, a mi familia (siempre a ellos), por volver a estar ahí en el momento justo, por ser juez y parte y por ser como son, un ejemplo a seguir.
Y cómo no, gracias a todos y cada uno de vosotros, compañeros de musical. Yo que no he tenido el privilegio de compartir la mayoría de los ensayos por motivos laborales y de distancia existentes, pero que pese a ello he conocido a lo largo de este sueño que entre todos hemos culminado. Porque cada vez que escuche la Taberna del Buda pensaré en chururús, porque Las Kétchup serán las de que le pasa a Josefina, porque ni Manolo García hubiera explicado así la hemocromatosis, porque caramba, caramba ya los lunes se encararán con una sonrisa, porque Pimpinela se canta y se baila a ritmo de hip-hop,porque, porque cada vez que pongan en un pub el Bad Romance os buscaré en el recuerdo de esta gran noche y volveré a intentar bailar la coreografía que jamás conseguí memorizar a vuestro lado. Para cada uno de vosotros, estas palabras van por ustedes. Sois grandes, médicos, actores y sobre todo, grandes personas.
Ha sido un placer inmenso. El espectáculo debe continuar…
ALFONSO LLUNA: el artista en mayúsculas entre tanto artista. Todo lo hace bien
ERIKA LÓPEZ MORENO: la divinidad. Como su puesto en el MIR. Una grande entre las grandes
ANTONIO JUNCO: sin duda, la voz masculina más bonita de todo el musical, y que decir de su interpretación al piano
BELÉN SÁNCHEZ MARTÍN-MORENO: quién podrá olvidar a Anabel. Pocas personas disfrutaron la experiencia como ella
JUANMA RODRÍGUEZ MARTÍNEZ: todo un ejemplo sobre las tablas. Siempre dándolo todo
JUAN CARLOS QUINTERO: showman pero ante todo profesional. El alma del musical
GUILLERMO ESTRADA: su de niño siempre fui… abrió el camino. Un titán
ROBERTO ANAYA: un crack en todas las facetas de la vida. El baile guía sus pasos
DAVINIA COBO: la voz femenina por antonomasia
PAQUI CARTAS: la potencia del musical. Un portento de voz
ROCÍO FRANCO: el techo de los artistas, de oro como su pelo
JORGE MARTÍNEZ: la guitarra y la voz como malo de la película
ANA ZAVALA: una actriz con su punto y su contrapunto. La imagen de Canal Sur
MARINA MEDINA: el arte por bulerías
JESSICA RAMÍREZ: el ritmo del musical lleva su sello
CARMEN ANASAGASTI: la sensualidad tras un biombo
ALBA: como Pedro por su casa sobre un escenario. Un buen ejemplo para aprender
LOURDES PÉREZ: la sonrisa del musical
MIGUEL LOVA: feliz en tierras asturianas. Se merecía su momento de gloria
SANDRA DOMÍNGUEZ: desde Asturias con amor
JAIME PADILLA: el cuerpo y la pizarra
PEDRO ALARCÓN: profesional intachable. Siempre dispuesto a todo
ROSA JÓDAR: le tocó bailar con la más fea y en ocasiones tuvo que hacer de Poli mala. Imprescindible para que todo haya salido tan bien. Gran parte del éxito es suyo
CARLOS DE TERESA: parece que el apellido implica una carga genética de artista. Crecido en el escenario, camaleónico en sus intervenciones. El humor
LINA: De Teresa en ciernes. De tal palo tal astilla
FERNANDO DE TERESA MANSILLA: al cajón y entre bambalinas siempre pendiente. Un dignísimo complemento
CARLOS DE TERESA Y BLANCA FERNÁNDEZ ALONSO: el futuro
LUIS RODRÍGUEZ: poniendo orden como un buen Policía. La mano derecha de Fernando
JOSÉ LUIS SERRANO: profesional intachable. Enfundado con el atuendo de Policía desde comienzos de la tarde
JUAN NAVEA: el multiusos de la obra. Para que todo funcione correctamente hacen falta personas como él, siempre a disposición del equipo
AURORA LÓPEZ: nunca una camarera tuvo esa mirada felina
FERNANDO DE TERESA: que decir para resumir a esta mente inquieta siempre en busca de retos. El padre de la criatura y el maestro de todos nosotros. Sin él nada de esto hubiera sido posible. Nadie más que tú merece el éxito, TU éxito. Un placer compartir parte de este sueño y tremendamente agradecido