Son las 4.30 de un lunes (ya martes) para olvidar en el Hospital Civil. Un día de tantos lunes que sirven para abrir una semana, que parece el pistoletazo de salida tras un finde de relajación tras el cual los pacientes parecen empeñarse en correr más rápido para estár mejor colocados
Pero dentro de los múltiples lunes en los que he tenido que trabajar de guardia, hoy no es uno más; es un nuevo alto en el camino, una nueva meta volante antes de llegar a esa desconocida meta final de la que no sabré ni cuándo ni donde
Hace ya doce meses realicé mi primera guardia en el Hospital Civil, esa especie de mercadillo ambulatorio en donde el residente se encuentra vendido en la trinchera de la consulta 2. Recuerdo aquel primer caso siendo un Dr. con consulta propia, una epicondilitis de la que apenas fui capaz de preguntar ni indagar.
Ha pasado ya un año, y al igual que el día inaugural, he compartido en adjunto la figura de Iván, que aquel día me recibió con un frío: "a partir de ahora eres tan médico como yo, así que ponte a ver pacientes", y hoy me ha despedido con un seco: "no te voy a decir que esta exploración es una mierda, pero lo es". 24 horas a pie del cañón, 47 pacientes vistos y me niego a irme con esa sensación agridulce. Quizás me podía haber esmerado más que: COC, BEG, BHyP,eupneico, PICNR, AC: aprecio taquicardia aprox 120lpm, no ingurgitación yugular... pero la clínica en principio era compatible con un cuadro de ansiedad en un paciente joven con episodios similares previos que remitían con autocontrol de la respiración, y que esta noche venían precedidos además de ingesta de tóxicos. Pese a ello, y para que no se escapara nada, he pedido un EKG que ha reflejado una taquicardia supraventricular a 190 lpm (a su llegada a Urgencias 110), que ha precisado administración de Adenosina e ingreso en Observación para realización de curva de enzimas cardiacas
Un año de luces y sombras al mayor desamparo posible; sin una tutela visible, sin compañeros residentes con los que hablar, con patologías que en la mayoría de nuestra carrera profesional sólo veremos aquí como son las urgencias tanto oftalmológicas como psiquiátricas de las que nadie nos ha hablado y de las que en la mayoría de las ocasiones hemos tenido que aprender por ósmosis o por generación espontánea
Hace 35 minutos que mi turno ha terminado, que tendría que estar durmiendo, pero quiero despedirme del Civil, al que volveré ya de R3 pero no a la puerta sino a la Observación, que puede llegar a ser lo mismo que una cornada para un torero, una herida de guerra, un trozo de metralla alojado en la bata a modo de parapeto
Dentro de cuatro horas, cuando me despierte para ir a la consulta de Medicina Interna en la que estoy rotando, quizás vea la vida de otra manera, quizás haya conseguido olvidar esa arritmia o ese alta en un paciente senil del que yo creía que se beneficiaria de ingreso en Observación o en un hospital periférico pero para el que todas las puertas a las que llamé se cerraron. Quizás el sol vuelva a salir y quizás no esté tan cansado como lo estoy ahora y vea que la vida no es solo pacientes y problemas
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